En el marco del 8M, el Comité de solidaridad con Kurdistán de la ciudad de Bogotá, realizó los días 5 y 6 de marzo el lanzamiento de la edición colombiana del libro “Mujer, Vida, Libertad. Desde el corazón del movimiento de las mujeres libres de Kurdistán”. Los lanzamientos contaron con la presencia de Vilma Almendra, indígena del Cauca, madre, activista y luchadora social, quién realizó el prólogo del libro y evidenció las cercanías de las luchas de las mujeres kurdas y de las mujeres del continente latinoamericano.
El 5 de marzo el lanzamiento fue en “La Redada” espacio cultural y libertario ubicado en el centro de la ciudad, y el 6 de marzo se realizó el evento en la “Casa de la Paz”, escenario impulsado por firmantes del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las extintas Farc-ep. La mayoría de participantes fueron mujeres que llegaron curiosas de escuchar las historias que tiene por contar el movimiento de mujeres kurdas, para así alimentar las luchas de Colombia y al mismo tiempo abrir diálogos y lazos con el Movimiento de Liberación de Kurdistán.
La importancia de la reescritura de la historia
En sus intervenciones, Vilma Almendra mencionó el periodo de crisis que atravesamos a nivel global y al mismo tiempo su reflejo en lo que se vive en los territorios de los pueblos indígenas, especialmente en el departamento del Cauca (sur occidente de Colombia), donde la violencia permanente y la guerra contra los pueblos cobra la vida de líderes y lideresas indígenas, lo que representa un mecanismo para quebrar los lazos comunitarios y romper los procesos organizativos de los pueblos.
Para Vilma, esta crisis también genera una vida sin sentido ni oportunidades para la juventud, “que cada día se ve más permeada de la cultura del narco-estado y las dinámicas de las economías ilícitas que rompen las comunidades y sus formas de vida”.
Pese a este crudo contexto de guerra y violencia, Vilma resaltó que: “muchas comunidades insisten en cuidar y proteger la vida”, y de allí la importancia de reconocerse para levantar la esperanza entre todas, pues otro mundo ya está siendo posible y late con fuerza en distintas geografías donde luchan los movimientos y las mujeres Zapatistas, Mapuches, de las barriadas populares urbanas, y por su puesto las mujeres kurdas que dan ejemplo al convertirse en la vanguardia que orienta y guía hacia otra sociedad por fuera de las lógicas estatales, patriarcales y capitalistas.
“Necesitamos comprender la importancia de la reescritura de la historia, eso fue lo que hizo fuerte al movimiento de mujeres libres de Kurdistán”, sostuvo Vilma, pues a partir de esto fue que se encontró la sabiduría para vislumbrar el camino que hoy guía a la sociedad y al movimiento por la libertad. Para Vilma, esta realidad no hubiera sido posible sin el papel que tuvo Abdullah Öcalan en dar perspectiva a las mujeres para organizarse, encontrarse y fortalecerse como mujeres por fuera de las lógicas de la Modernidad Capitalista: “él es un hombre maravilloso que debemos ver como el vientre del movimiento de las mujeres. Por eso debemos leerlo y conocer su lucha para comprender este movimiento por la libertad”.
En una de las charlas se conectó virtualmente la compañera Sara de Jineoloji, quien contó cómo fue el proceso de escritura que tuvo este primer tomo de la historia del movimiento de mujeres kurdas, y sostuvo que: “la vida comunal ayudó a escribir juntas”.
Dentro de las presentaciones se resaltó la importancia del paradigma del Confederalismo Democrático y los aportes y similitudes que puede dar y tiene con los procesos organizativos que ya se vienen caminando desde América Latina. Para Vilma, el paradigma y sus tres pilares de democracia comunal, ecología social y liberación de las mujeres, son complementarios a las luchas de los pueblos de estas geografías, al tiempo que los pueblos del continente latinoamericano pueden nutrirlo y fortalecerlo: “El Confederalismo Democrático piensa en lo asambleario como escenario para debatir los problemas de la sociedad y esto tiene mucha similitud con los gobiernos propios en los territorios indígenas. En cuanto al eje de la ecología, pienso que desde aquí tenemos más potencias y saberes que aportar, pues, aunque no lo llamamos ecología, sino que le llamamos madre tierra, lo que hablamos en ambas geografías es de respetar y cuidar las montañas y los territorios como formas de vida, y en eso los pueblos indígenas tenemos una gran experiencia. En lo que si debemos aprender es en la avanzada en la lucha kurda con respecto a la libertad de las mujeres. Las compañeras han logrado una crítica más profunda al patriarcado y de eso debemos aprender, reflexionar más y autocriticarnos más”.
Finalmente, es importante resaltar que en los dos eventos estuvo presente la memoria de Şehîd Lêgerîn Çiya (Alina Sánchez), la primera internacionalista de América Latina en el Movimiento de Liberación de Kurdistán, y quien marcó el camino para que el movimiento kurdo se conectara con el continente latinoamericano. El papel de Lêgerîn sigue siendo un faro de esperanza para los pueblos.
8M en las calles
Luego de organizar los lanzamientos del libro, se participó en la masiva convocatoria del 8M en la ciudad de Bogotá. Allí caminaron juntas miles de mujeres en medio de la diversidad. Cada quien iba con su bandera, cada quien con su dolor y su reivindicación. Allí el Comité salió con una tela que decía “Mujeres contra el patriarcado, Jin, Jiyan, Azadi”, así mismo llevaron fotografías de Şehîd Bişeng Brûsk, quien representó y representa la fuerza de las mujeres jóvenes en el camino por la libertad.
13 de marzo
Por su parte, el Comité de Solidaridad con Kurdistán de la ciudad de Manizales, hizo la presentación del libro de Mujer, Vida, Libertad, el miércoles 13 de marzo en la Universidad de Caldas. A este encuentro se sumaron muchas mujeres jóvenes que tenían interés en conocer un poco más al movimiento por la libertad kurdo. El encuentro fue un espacio fraterno, que fortaleció la esperanza y aportó en seguir tejiendo puentes de diálogo entre la realidad de las luchas en Colombia con las de Kurdistán, que, sin importar la lengua y la distancia geográfica, se sumaron al coro y espíritu que carga el lema JIN, JIYAN, AZADI.