Hoy a las 19:00 hora local tendrá lugar una protesta en Tesalónica por el desalojo de los refugiados kurdos en el campamento de Lavrio. La acción, organizada por RiseUp4Rojava, se llevará a cabo en las calles Tsimiski y Navarino.

La madrugada del miércoles, cientos de policías asaltaron el campamento de refugiados de Lavrio a las 4 hora local.

Unas 40 personas alojadas en el campamento fueron detenidas y trasladadas a otro campamento. La policía rompió las puertas de las habitaciones durante la redada, contra la que protestaron organizaciones de la sociedad civil griega.

Campamento de Lavrio

Lavrio es una ciudad de la provincia griega de Ática, a unos 60 kilómetros al sur de Atenas. Alberga uno de los campamentos de refugiados más antiguos de Grecia. Construido en la década de 1960 para los refugiados de la Guerra Fría procedentes de la Unión Soviética, en la década de 1980 acogió principalmente a refugiados políticos de Turquía que habían escapado del golpe militar en ese país. Desde entonces, Lavrio es conocido como centro de acogida de refugiados kurdos y siempre ha sido una espina clavada para Ankara. A partir de 2014, llegaron a Lavrio más familias kurdas de Rojava/Norte de Siria, huyendo de los ataques del ISIS. En los últimos tiempos, constituían la mayoría de los residentes, pero también vivían en el campamento kurdos de Bakur, Rojhilat y Bashur.

Hasta hace unos años, el campamento estaba oficialmente reconocido por Atenas y se gestionaba con la ayuda de la Cruz Roja griega. Pero en 2017, el Gobierno de Syriza retiró por sorpresa el apoyo estatal al campamento. Desde entonces, Lavrio es una especie de zona de autoadministración, financiada por donaciones, incluidas las de la Media Luna Roja Kurda (Heyva Sor a Kurdistanê). La autoadministración del campamento funcionaba según el principio de Autonomía Democrática. Había comités de seguridad, limpieza, sanidad, mujeres y jóvenes.

Con Lavrio se creó algo único en toda Europa. La población de la ciudad de Lavrio, de unos 25.000 habitantes, se solidarizó con la gente del campamento aportando alimentos y realizando otra clase donaciones en especie. También compraban sus cigarrillos por la mañana en el pequeño quiosco del campamento, que regentaban naturalmente.

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