La crisis económica se agrava en Rojhilat y el gobierno construye comisarías de policía
Mientras la pobreza crece en Rojhilat y la gente no puede llevar el pan a casa, el Estado decide gastar dinero en la construcción de una comisaría.
Mientras la pobreza crece en Rojhilat y la gente no puede llevar el pan a casa, el Estado decide gastar dinero en la construcción de una comisaría.
Una profunda crisis económica está afectando fuertemente al Kurdistán de Rojhilat. La crisis es resultado de la política del Estado y está golpeando muy duramente a la población. Tan dura que muchas familias se han quedado literalmente sin pan en la mesa. Un cálculo aproximado de los gastos de un hogar da una idea clara de la situación. El pan más barato cuesta mil tomos. Una familia de 5 personas consume 15 panes al día. La factura de la electricidad alcanza al menos 35.000 tomanes al mes (unidad de contabilidad iraní). El gas puede llegar a veces a 180.000. La factura mensual del agua es de 40.000 tomanes. Los gastos de un bebé son de al menos 70.000. El precio del queso oscila entre 15 y 20.000 tomanes. Un pollo cuesta 20.000 tomanes. Por supuesto, no es posible comprar carne en estas condiciones. Por otra parte, la situación de una familia en la que nadie trabaja es deplorable. El fondo social mensual que da el Estado es de sólo 45.500 tomanes.
Según los registros oficiales, el 70% de la mano de obra iraní está en paro. Irán tiene una población de 85 millones de habitantes. El 60 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La tasa de suicidios por hambre y pobreza va en aumento. Los suicidios de hombres, mujeres y niños aumentan cada día. Las estadísticas muestran que el número de hombres que se suicidan en Irán es mayor que el de mujeres. La crisis social está llegando a un punto extremo.
A pesar de este panorama, el Estado no tiene un proyecto para los desempleados. De hecho, el único proyecto que el Estado lleva a cabo es la construcción de comisarías.
Como los habitantes de Rojhilat tienen una tradición de resistencia, soportan incluso la situación más dura intentando trabajar y frustrar las políticas del Estado. Una de esas políticas es la "agentización", es decir, el intento de convertir a los kurdos en informadores. Los habitantes de Rojhilat son trabajadores y honrados. Recolectan productos como el gezo (trituración y pulverización de azúcar seca en hojas; un alimento que se come con mantequilla por la mañana), la goma de Timeswan (como remedio para muchas enfermedades, como el dolor de estómago), el maso, el zumaque, y trabajan en viñedos, jardines y ganado. Además, la recolección es uno de los trabajos más comunes en Rojhilat. Los habitantes realizan su trabajo de recolectores por los problemas que padecen, pero cuando lo hacen se enfrentan a los ataques de los guardias.