En casi todas las calles de Estambul, es posible ver a los recolectores de papel tirando de sus enormes carros o clasificando los desechos de papel y plástico en un basurero. Se pueden ver, pero también son invisibles en la ciudad...
Los recolectores de papel trabajan hasta 14 horas al día. Venden un kilo de papel por 1 lira turca (TL). El plástico es un poco más caro: cuesta 2 o 2 liras y 30 céntimos. Los recolectores de papel pueden ganar entre 100 y 150 liras en promedio.
Sin trabajo en Siverek
Ersin y Serhat Urfa llegaron a Estambul desde Siverek para trabajar. Los dos jóvenes son parientes y trabajan para sus familiares. De 17 y 18 años, ninguno de ellos tuvo la oportunidad de recibir educación formal. Se fueron de Siverek por el desempleo que había allí. Dicen que los jóvenes se van de la ciudad para buscar trabajo en las grandes ciudades. La mayoría de los recolectores de papel son de Siverek, Diyarbakir y ciudadanos afganos.
“No hay fábrica, no hay producción en Siverek. ¿Donde trabajarás? Solo hay tiendas de comestibles donde puedes ganar 70 u 80 TL por día. Y las horas de trabajo son demasiadas. Al menos a veces podemos incluso ganar 200 liras diarias si recogemos papeles en la calle. Trabajamos aquí durante al menos 13-14 horas, no es fácil. Sin embargo, apenas es suficiente ya que el país ha sido golpeado por una crisis económica. Aquí tomamos un descanso, conseguimos algunas galletas para el almuerzo. Un kilo de papel no vale una galleta. Todo es muy caro", describió Ersin sobre las condiciones de trabajo.
"Como no somos humanos"
Serhat relata que es muy difícil trabajar, especialmente cuando hace frío. Porque sus turnos comienzan alrededor de las 16:00 de la tarde y terminan en la mañana del día siguiente. Trabajan durante las horas más frías del día en los meses de invierno. Serhat agrega que a veces encienden fuego para calentarse, pero la policía no lo permite: “Ya hace frío. Encendemos un fuego con algunas personas, la policía viene y nos insulta como si no fuéramos humanos. No solo la policía, sino que la gente nos desprecia cuando nos ve trabajando. Me siento ofendido. Es triste, pero estoy tratando de acostumbrarme".
"Nadie tiene dinero"
Sin embargo, Ersin parece estar acostumbrado a esta situación: “Tengo que trabajar para enviar dinero a mi familia, así que no me importa. Llevo 3 meses aquí, ahorro dinero y lo envío a mi familia. Los hombres en la familia siempre están trabajando, las mujeres y los hermanos en casa. Aquí nos quedamos en el cuartel. No me importa nadie más. Hasta ahora, he ahorrado 2 mil liras y se las he enviado. Pero desde que estalló esta crisis, ni siquiera podemos encontrar papel usado. Supongo que la gente ni siquiera tira basura porque no compra nada. ¡Nadie tiene dinero!”.
"Si pierde su carrito, está en problemas"
“Nuestros carros no son confiscados como antes, por supuesto, pero los municipios mismos recogen el papel usado. Creo que nuestro trabajo nos será quitado en un año. Por ejemplo, está prohibido ingresar al distrito de Acıbadem los martes y jueves. Si entramos, nuestros carros son confiscados. Un carro se vende a un precio de entre 500 y 750 liras. ¡Si pierdes tu carrito, estás en problemas!”, denuncia.
Explotan más a los afganos
Cuando se les pregunta si hay competencia con los afganos que trabajan en el negocio del papel, tanto Ersin como Serhat responden que de todos modos son pobres. “Se les paga peor. Los afganos hacen lo que quieren, y los que están en la cima del negocio de la recolección de papel encuentran la oportunidad de emplearlos a bajo precio. Por supuesto, somos mejores en la recolección de papel. Sin embargo, son explotados mucho peor. Nuestro trabajo es difícil de hacer y recibimos salarios bajos, pero ellos trabajan en condiciones precarias”, concluyó.