Las expresiones “guerra significa destrucción”, “guerra significa muerte”, etc., utilizadas por muchos al describir la guerra, se refieren, por supuesto, a la masacre de seres humanos.
Estos son tiempos en los que nos enfrentamos a una destrucción de la que quizás la historia nunca haya sido testigo: la destrucción del medio ambiente. Los Estados y un puñado de capitalistas que monopolizan el poder están destruyendo y saqueando todos nuestros espacios vitales y el medio ambiente.
Destruir la naturaleza en el Kurdistán forma parte de una política de genocidio. El ejército turco lleva años quemando y talando bosques de forma rutinaria, y lo triste es que da el trabajo a algunos colaboradores locales [del Estado] a cambio de unos céntimos. El Estado turco destruye la naturaleza en el Kurdistán del Norte y ahora lo hace también en el Kurdistán del Sur. Allí, primero tala árboles en las zonas que ocupa y luego los colaboradores locales comercian con esos árboles. Esto es ahora un problema global.
El ejército turco tuvo que retirarse de muchas zonas de Zap en diciembre de 2022. Mientras visitaba los campamentos y posiciones dejados atrás por el ejército turco, fui testigo en primera persona de esta masacre de la naturaleza y me resulta difícil expresar con palabras la desolación que encontré. Volví a sentir con gran dolor la destrucción que deja tras de sí la guerra. Esa destrucción que había seguido y presenciado durante el año. Sentí rabia al ver esos árboles talados y destruidos por las bombas. No podía hablar.
"Cobardes, ¿qué queríais de estos árboles?" murmuré. Conocía la mentalidad y la hostilidad con la que talaban esos árboles. Lo aprendí de los guerrilleros y las guerrilleras el año pasado. Mientras el ejército turco talaba árboles, algunos guerrilleros y guerrilleras no pudieron soportarlo e intervinieron y fueron asesinados. El Estado turco no conoce límites en hostilidad y brutalidad y ha masacrado cabras montesas, jabalíes y las mulas de los guerrilleros y las guerrrilleras utilizando toneladas de bombas. Por si fuera poco, el enemigo no quiere dejar nada en esta tierra y bombardea también fuentes naturales y árboles frutales junto al agua.
Creo que el crimen del Estado turco contra la naturaleza debería añadirse al de genocidio. Por supuesto, sus colaboradores locales también deberían ser desenmascarados.