El Estado de Turquía empuja a los refugiados sirios a la prostitución

El Estado de Turquía empuja a los refugiados sirios a la prostitución, el abuso de drogas y la venta de órganos. A quienes piden ayudas estatales se les dice que vayan a morir en su propio país o se prostituyan.

El Estado de Turquía continúa con sus políticas de asimilación y degeneración en las ciudades del Kurdistán. Las políticas se centran en las ciudades de Bakur (norte del Kurdistán) a lo largo de la frontera con Rojava, y se aprovechan de la debilidad psicológica de los refugiados que han huido de la guerra en Siria. El Estado turco ha propiciado que florezcan la prostitución, el abuso de drogas y la mafia de órganos, y los administradores de estas ciudades utilizan estas políticas de forma controlada.

En Urfa, la segunda ciudad más grande de Bakur y la más cercana a Rojava, la prostitución está creciendo. Los residentes de la ciudad también están siendo arrastrados a ella. Fuentes locales dicen que hay más de 850 casas de prostitución, todas operando bajo el conocimiento de la policía de Urfa que dice que las tienen bajo control.

Las mujeres refugiadas sirias que viven en los barrios más pobres de Urfa están siendo empujadas a la prostitución por las instituciones estatales, según estas informaciones. Las refugiadas apelan a las instituciones estatales cuando no pueden conseguir trabajo y, por lo tanto, no pueden ganarse la vida, o son despedidas, y se les dice: “Vete a morir en tu propio país. O vende tu cuerpo como las demás”.

Turquía es peor que el régimen de Assad’

Una mujer de 35 años que desea permanecer en el anonimato ha explicado que huyó de la guerra en Siria y lleva viviendo en Urfa los últimos 7 años. Tiene 6 hijos y perdió a su esposo en la guerra.

Esta mujer ha contado: “Mis hijos y yo nos levantamos todos los días y damos gracias a Dios por no habernos muerto de hambre. Porque es difícil hasta hasta encontrar pan para comer. Perdí a mi esposo en unos enfrentamientos en Siria hace 7 años. Murió en una explosión, sin crimen ni pecado. Tuve que llevarme a mis hijos y venir a Turquía.

Tengo 6 hijos. He deseado suicidarme infinidad de veces porque no puedo cuidarlos. Pero ellos no tienen a nadie más. Por eso que cambié de opinión, todas las veces. Cuando vinimos por primera vez, pensamos que podríamos reconstruir nuestras vidas. Pensamos que viviríamos aquí, en lugar de quedar atrapados entre Assad y la oposición salafista y morir. Pero nunca imaginamos que Turquía sería peor que el régimen de Assad”.

Prostitúyete’

La mujer refugiada ha explicado que va a las instituciones estatales turcas todos los días para pedir ayuda: “Dependemos hasta de una pieza de pan para sobrevivir. Vivimos en una casa con dos habitaciones, con otras dos familias. Todos los días vamos a las instituciones estatales turcas que distribuyen ayudas. Al principio no nos trataban bien, pero al menos teníamos comida. En los últimos 3-4 años, están haciendo todo lo posible por no ayudarnos”.

Muchas mujeres en nuestro vecindario se prostituyen, y sus esposos lo saben. Así es como comen. Se lo comunicamos a los funcionarios estatales cuando vamos y les preguntamos si nosotros también tenemos que prostituirnos. Ellos responden: “¿Qué podemos hacer? O vuelves a tu país o te prostituyes también”.

Nos empujan a la prostitución’

Otra mujer que perdió a la mayor parte de su familia en la guerra ha explicado: “Quiero alimentar a mis hijos con dinero halal. Deberían darnos trabajos para trabajar, ayudarnos o abrir las puertas para que podamos ir a Europa. Nuestra moral empeora cada día que pasamos aquí. Fui maestra en Siria. Me vi obligada a emigrar con mis 3 hijos y mi esposo. Mi esposo murió hace un año, de pena. Mis hijos se enferman a la desnutrición. Muchas mujeres sirias son obligadas a prostituirse. Sus esposos también lo saben, porque tampoco pueden encontrar ningún trabajo.

No hay oportunidades de trabajo. Incluso hay hombres obligados a prostituirse para vivir. Urfa se ha convertido en una ciudad de prostitución. Conozco a decenas de refugiados sirios que vendieron sus riñones. Muchos otros involucrados en drogas, algunos las venden también. Nuestra situación está empeorando cada día. El Estado de Turquía nos está empujando a sabiendas a la prostitución y otras cosas inmorales”.