El genocidio yazidí en el Parlamento Europeo
Se lleva a cabo una conferencia sobre el genocidio yazidí en el Parlamento Europeo.
Se lleva a cabo una conferencia sobre el genocidio yazidí en el Parlamento Europeo.
El Parlamento de Bruselas de habla francesa en asociación con el Colectivo Belga para la Prevención de los Crímenes de Genocidio y Contra el Negacionismo, Mujeres por la Justicia, el Centro de la Comunidad Secular Judía David Susskind (CCLJ) y AGBU Europa, han organizado una conferencia dedicada a las mujeres yazidí.
Fundado en 2015, el Colectivo Belga incluye organizaciones armenias, asirias y tutsis.
En la conferencia, se han escuchado con gran impacto diversos testimonios de genocidio, entre ellos el yazidí, el asirio, el armenio, el judío y el tutsi, así como los traumas y la lucha por la justicia que les siguieron.
La presidenta del Parlamento, Julie De Groote, llevó a cabo el discurso de apertura.
En él, De Groote subrayó que a pesar de las lecciones aprendidas de la historia, tragedias como éstas se repiten. En este sentido, enfatizó cómo “la comunidad reaccionó con indiferencia ante el genocidio de yazidí, que afectó especialmente a las mujeres”.
De Groote, quien agradeció a las mujeres que ofrecieran su testimonio, dijo: “Ustedes aquí están en casa”.
El historiador Vicken Cheterian de la Universidad de Ginebra, fundador y presidente de Yahad en Unum, Patrick Desbois, Belen Sánchez de la Federación Valona-Bruselas, pasaron entonces a presentar la historia yazidí y los recientes ataques de genocidio.
Cheterian: ‘la historia de los yazidíes es una experiencia especial’
El profesor e historiador Cheterian dijo: “La historia de la gente yazidi nos cuenta una experiencia especial. Nos cuenta la historia de Oriente Medio”.
Cheterian explicó que “los ataques del DAESH en Sinjar el 3 de agosto de 2014 no estaban relacionados con un conflicto de poder. La zona donde viven los yazidíes es muy seca y no hay petróleo. El ataque del DAESH a Sinjar no se puede explicar con una lógica analítica, militar, política y estratégica. […] Eché un vistazo a su periódico, para ver cómo lo explicaban. En él decían que los yazidíes son paganos, y se preguntaban cómo los musulmanes lo permitieron durante cientos de años. Aquí es donde confiesan sus crímenes”.
Indicando que la identidad colectiva de un pueblo quería ser destruida, Cheterian agregó: “Querían masacrar a los yazidíes por ser yazidíes”.
Recordando que los ataques contra los yazidíes se incrementaron durante el período del sultán Abdulhamit, Cheterian apuntó que fue entonces también cuando comenzaron los ataques contra los armenios y los asirios.
Afirmó que, efectivamente, los yazidíes han sido sometidos a masacres a lo largo de toda la historia, pero que lo llevado a cabo por el DAESH fue un genocidio.
Cheterian agregó que el DAESH no está formado solo por combatientes extranjeros, sino también por los vecinos de los yazidíes, los árabes, por lo que existe una urgencia de salir de esa lógica del odio y por ello existe la necesidad de una solidaridad internacional.
Cientos de mujeres vendidas como esclavas
John Desbois, fundador y presidente de Yahad en Unum, comenzó su discurso diciendo que filmaron a más de 300 mujeres vendidas por el DAESH, y proporcionó información sobre las estrategias seguidas durante la agresión.
En este sentido, habló sobre cómo se separaron los hombres y las mujeres, y cómo los médicos del DAESH examinaron a las mujeres y a las niñas, las “etiquetaron”, y las vendieron, y cómo se ejecutó a los hombres mediante disparos.
Desbois declaró que siguieron a 300 niños yazidíes que fueron asimilados por el DAESH y que ni siquiera sabrían quiénes eran.
También dio ejemplos de mujeres que fueron vendidas varias veces, y describió esto como una tragedia.
Señaló que no se trata solo de describir el genocidio, y entonces proyectó un vídeo para mostrar las masacres llevadas a cabo por el DAESH, las actividades de islamización forzada, las torturas, las ejecuciones y las atrocidades cometidas contra niños, mujeres y adultos.
Desbois terminó su discurso diciendo que “hoy, lo que vamos a hacer es importante”, porque hoy en día se siguen vendiendo a los yazidíes a grupos como al-Nusra. Desbois condenó en este sentido el hecho de que se haga poco o nada cuando “el genocidio no ha terminado”.
La tragedia yazidí en fotos
Belén Sánchez, del grupo pedagógico Democracia o Barbarie en la Federación Valona-Bruselas, dijo que habían llevado a cabo un trabajo fotográfico sobre la situación de los yazidíes.
“Esta gente todavía está sufriendo”, dijo Sánchez.
Unas 15 fotos fueron expuestas en la entrada de la sala de conferencias. “Queremos darles a estas mujeres que experimentaron el infierno la oportunidad de hablar”.
‘Toda la humanidad se convierte en objetivo cuando las mujeres son el objetivo’
Sánchez dijo: “Cuando las mujeres son asesinadas, toda la humanidad está siendo atacada”, y agregó que la violación utilizada como arma de guerra fue parte de este genocidio.
La historia de los testigos
En la segunda sección de la conferencia, dos mujeres yazidíes contaron las atrocidades que experimentaron. Los testigos no querían que se les vieran las caras. La primera testigo, quien dijo que su nombre era Necla, explicó que era del pueblo de Kocho, en Sinjar.
En 2014, cuando los mercenarios del DAESH atacaron a Kocho, Necla estaba en el pueblo con su familia. “Nos reunieron en la escuela y separaron a las mujeres y las niñas de los hombres. Ejecutaron a los hombres. Esa misma tarde, vendieron a 100 niñas. Luego separaron a las mujeres de las niñas, y vendieron a todas las niñas. A mí me llevaron a Mosul”.
Necla, quien habló sobre la violación de las mujeres y las niñas, continuó: “Nos llamaron regalos. Nos veían como nada porque no éramos musulmanas. Fui vendida en Mosul, me llevaron a Tal Afar. Luego me revendieron por 4 o 7 dólares. Al principio nos vendían por unos pocos dólares. Forzaban a las chicas a convertirse en musulmanas. Nosotras dijimos que aprenderíamos el Corán si dejaban de violarnos. Estuve en manos del DAESH durante siete meses. Hubo niños que olvidaron su lengua materna. Hubo niños que no conocieron a sus padres, porque sus padres fueron asesinado”.
Necla contó que vio a 50 mujeres decapitadas. “Las mujeres más mayores fueron asesinadas, ¿qué clase de personas son las que matan a mujeres de 60 a 70 años de edad?”
Recordando a la audiencia que todavía hay muchas mujeres en manos de los mercenarios del DAESH, Necla expresó: “Queremos que las niñas y los niños sean rescatados de sus manos”.
‘No hubo nada que no nos hicieran’
La segunda testigo se presentó como Marwa y dijo que venía de un pueblo cercano a Kocho. Marwa contó que la llevaron a Raqqa después de que la secuestraran y que, al tercer día, la vendieron a un egipcio junto con su hermana y una mujer libanesa.
Marwa contó: “Él amenazó con revendernos si no le obedecíamos. Cuando desobedecimos, nos pegó, nos ató las manos y nos violó”.
Marwa explicó que fueron eventualmente vendidas a otras personas y que no había nada que no les hicieran, que la tortura y la violación se convirtieron en un castigo constante.
Marwa fue luego vendida a un hombre de 70 años de Yemen, donde nuevamente fue golpeada y violada.
Contó que finalmente logró escapar y llegar a un campamento. “La vida en el campamento fue terrible”, añadió.
En Siria, dijo Marwa, decapitaron al menos a 50 mujeres. “¿Cuánto tiempo vamos a vivir en estas condiciones?”, preguntó.
“No entiendo por qué la comunidad internacional no toma las medidas necesarias”.
Una de las hermanas de Marwa terminó en Canadá, otra está en Irak y ella permanece en Europa.
‘Yazidíes secuestrados y desaparecidos’
Leyla Ferman, directora de la asociación Mujeres por la Justicia, comenzó su discurso afirmando que alrededor de 150.000 yazidíes viven hoy en Sinjar.
Inicialmente, fueron cautivas 6.417 personas: de ellas, 3.548 eran mujeres.
Entre todas ellas, regresaron 1.159 mujeres, 337 hombres, 962 niñas y 879 niños. Según las cifras proporcionadas por Ferman, 3.833 personas, incluidas 1.427 mujeres, siguen desaparecidas.
Las mujeres siempre son las primeras víctimas del genocidio, apuntó Ferman.
Ferman declaró que reunieron a más de 100 testigos, en su mayoría mujeres, y que ahora están exigiendo justicia y tomarán todas las acciones legales disponibles.
Mujawayo: ‘no podemos dormir tranquilos’
Esther Mujawayo, superviviente del genocidio en Ruanda, destacó la importancia de la solidaridad con las víctimas.
Haciendo referencia a los testimonios de las mujeres yazidíes, dijo: “No duermen tranquilas y nosotros tampoco deberíamos”.
Al hablar sobre el genocidio de Ruanda en 1994, Mujawayo recordó lo que sufrieron los tutsi llamando la atención sobre las similitudes.
“Mi esposo, mi familia, mis tías y mis primos fueron asesinados. Todos fueron asesinados brutalmente. En ese momento pasas a vivir en un gran vacío. Quienes nos mataron fueron nuestros vecinos, nuestros sacerdotes, nuestros maestros. Vimos mujeres que fueron asesinadas con sus hijos. Ya no puedes confiar en nadie, pero no puedes vivir sin confiar en nadie. Todo fue destruido, saqueado”.
‘Heridas invisibles’
Mujawayo recordó que la comunidad internacional no intervino cuando tuvo lugar el genocidio tutsi y agregó: “No puedes confiar. A veces las lesiones físicas pueden tratarse, pero las heridas invisibles son muy difíciles de curar”.
Mujawayo contó los traumas que experimentaron los niños después del genocidio: “Los yazidíes tienen las mismas heridas. Sí, el genocidio no ha terminado, los supervivientes todavía lo viven”.
Yalçındağ: ‘no estamos hablando de un crimen’
La abogada Reyhan Yalçındağ Baydemir, de Mujeres por la Justicia, dijo que “los yazidíes fueron el primer objetivo, y que han sido masacrados 73 veces a lo largo de la historia”.
Yalcındağ criticó que no se haya establecido ningún tribunal internacional para procesar al DAESH y a sus colaboradores. “No estamos hablando de ningún crimen aquí”, dijo ella, “estamos hablando de genocidio”.
‘La ONU debe establecer un tribunal especial’
Yalçındağ pidió a la ONU establecer un tribunal especial para juzgar los delitos del DAESH. Al mismo tiempo, agregó que “la pérdida de evidencias es un riesgo. Tenemos que movernos rápido. Las mujeres yazidíes deben ser llevadas a un lugar seguro, se les debe realizar un análisis médico, y se deben examinar las fosas comunes”.
Yalçındağ declaró que si no se establecía el tribunal especial, los crímenes permanecerían impunes: “Esta vergüenza humana debe enfrentar un procedimiento legal. De lo contrario, esta vergüenza caerá sobre todos nosotros. Todo lo que queremos es llevar al DAESH ante la justicia”.
Jakhian: ‘Vuestras palabras nos dan a todos una nueva esperanza’
Grégoire Jakhian, miembro del colectivo, decidió no leer el texto que había preparado y dijo que las declaraciones y los testimonios en la conferencia habían tenido un gran impacto. Jakhian preguntó entonces: “¿Cómo podemos vivir como testigos del genocidio?”
Añadió que “vuestras palabras son más que un testimonio. Es la victoria contra el DAESH y su bandera negra. Vuestras palabras nos dan a todos una nueva esperanza”.