El 27 de junio, un bote que transportaba refugiados, volcó en el lago Van, en el área del barrio rural de Altınsaç, en la provincia de Van. Los informes indican que unos 100 refugiados han desaparecido y la búsqueda continúa.

Se encontraron dos cadáveres el martes. No hubo información disponible de inmediato sobre la identidad y nacionalidad de las personas cuyos cuerpos aparecieron.

Cientos de refugiados de países de Asia Central, especialmente Afganistán e Irán llegan a Van casi todos los días. El hecho de que los refugiados lleguen a Van sin encontrar ningún obstáculo fortalece las afirmaciones de que el Estado realmente está haciendo la vista gorda en el cruce fronterizo.

Hay una estación de policía y una torre de vigilancia cada 100 metros a ambos lados de la frontera entre Turquía e Irán. Sin embargo, los refugiados están llegando a Turquía desde Irán aparentemente sin ningún obstáculo.

El Estado, que ha abierto las fronteras a los refugiados, prohíbe a los kurdos cruzarlo, por ejemplo, para hacer algún tipo de comercio. De hecho, los jóvenes turcos disparan contra jóvenes kurdos que intentan cruzar la frontera.

La tragedia de los refugiados que llegan a Van no termina allí. Durante los meses de invierno, 50 refugiados que intentaron pasar de Irán a la provincia de Çaldıran murieron congelados. En otro hecho, como resultado de un accidente que involucró a un minibús lleno de refugiados contrabandeados por traficantes de personas, 17 personas murieron y 50 resultaron heridas.

En la frontera entre Turquía e Irán en los últimos 3 años, cientos de refugiados murieron congelados o murieron en accidentes de tráfico. El 28 de junio en Muradiye, provincia de Van, un refugiado perdió la vida y 41 resultaron heridos como resultado de un accidente que involucró el vehículo en el que viajaban.