Unos 69 diputados al Parlamento Europeo (eurodiputados) dirigieron una carta a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y a Josep Borrell, alto representante/vicepresidente de la Comisión Europea sobre los últimos acontecimientos en Turquía.
La carta se ha referido a una serie de cuestiones, incluidas acciones legales contra el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), la retirada de Turquía del Convenio de Estambul para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres y el despido del director del Banco Central, Naci Ağbal.
La carta de los eurodiputados dice lo siguiente:
“En los últimos días, hemos sido testigos de acontecimientos dramáticos que han llevado los acontecimientos en Turquía a un punto crítico.
Primero, se levantó la inmunidad del famoso activista de derechos humanos y diputado del HDP Ömer Faruk Gergerlioğlu. Luego fue arrestado de manera degradante en el Parlamento cuando se dirigía a la oración de la mañana. El mismo día en que se levantó la inmunidad de Gergerlioğlu, el principal fiscal de Turquía inició un procedimiento para prohibir al segundo partido de oposición más grande del país (HDP).
Otro procedimiento iniciado al mismo tiempo, privará a 678 miembros del HDP del derecho a realizar cualquier actividad política durante al menos cinco años. Entre los afectados se encuentran Selahattin Demirtas y muchas otras figuras conocidas en el liderazgo del HDP.
Al mismo tiempo, miembros de la oposición fueron arrestados nuevamente en varias ciudades, como el caso de Öztürk Türkdoğan, el co-presidente de la organización de derechos humanos IHD. El sábado por la noche (20.03.2021), el presidente turco Erdogan se retiró con efecto inmediato del Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres. Al hacerlo, pasó por alto el parlamento turco, que adoptó por unanimidad la convención en 2011.
Esa misma noche, el presidente Erdogan destituyó al director del Banco Central, Naci Ağbal, después de solo cuatro meses en el cargo. Este último había elevado la tasa de interés clave en 2 puntos hasta el 19 por ciento dos días antes. Esto significa que el presidente Erdogan ha cambiado el director del Banco Central cuatro veces en 20 meses. La lira turca se encuentra actualmente en caída libre, la cotización en la bolsa de valores de Estambul tuvo que suspenderse. El sistema financiero del país se encuentra bajo una gran presión política y los círculos empresariales temen que puedan seguir medidas drásticas como los controles de capital.
Estos acontecimientos de los últimos días generan temores de que Turquía, y en particular la oposición democrática del país, se enfrente a un drástico deterioro de la situación actual. Esto plantea nuevos desafíos para la UE y el Parlamento Europeo. En su acción represiva contra la oposición, el presidente turco se ha basado hasta ahora en el hecho de que no tiene que temer ninguna resistencia significativa de Estados Unidos, sino sobre todo de la Unión Europea. Sus confiadas declaraciones tras la videoconferencia con el presidente de la Comisión, Von der Leyen, y el presidente del Consejo, Michel, lo dejan muy claro.
Obviamente, el presidente Erdogan y su coalición de fuerzas ultranacionalistas y ultrareligiosas ven la voluntad de la UE de hacer compromisos en política exterior como una carta blanca para aplastar a la oposición del país. La actual ola de represión y ataques contra la oposición democrática no es coincidente con los apacibles anuncios de "reformas" del gobierno de Ankara.
Los diputados al Parlamento Europeo compartimos la convicción de que la próxima cumbre de la UE se enfrenta a una tarea histórica. Hacemos un llamado a los participantes de la cumbre para que finalmente pongan fin a la política de apaciguamiento hacia el régimen de Erdogan. La Unión Europea debe tomar partido por los derechos de las mujeres, por la libertad de actividad política, por la libertad de expresión, por los derechos humanos y por la democracia hacia el gobierno turco, que está en camino de convertirse en una dictadura. Si la próxima cumbre de la UE no está a la altura de esta responsabilidad histórica, tememos un gran daño a la democracia tanto en Turquía como en la región”.