En un informe emitido por la FAO de las Naciones Unidas, UNICEF y la OPS, se expresa la preocupación por el incremento del hambre, la malnutrición y la obesidad en América Latina por tercer año consecutivo.

El informe llevado a cabo por la FAO, UNICEF, la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y el WFP (Programa Mundial de Alimentos) confirma el aumento de estos problemas en América Latina.

Julio Berdegué, cabeza de la FAO en la zona, ha informado de que 39’9 millones de latinoamericanos sufren hambruna, lo que corresponde a un 6’1% de la población, mientras que la malnutrición y la obesidad también crece. Berdegué ha dicho: “No hay razón material o científica para justificar el hambre”, algo que se corresponde con el hecho de que América Latina es una importante región productora y exportadora de comida.

Entre las cifras del informe podemos destacar el aumento de la hambruna y la malnutrición en Venezuela: la realidad es que 3’7 millones de venezolanos se ven directamente afectados por estas dificultades, lo que significa un crecimiento de más de medio millón de personas en seis años.

La situación en Haití, donde 5 millones de personas (el 45% de la población) sufren estas dificultades, es también seria. El caso de México, donde 4’8 millones de personas viven una situación similar, también se destaca en el informe. Sin embargo, cabe señalar que Haití y México, junto con Colombia y la República Dominicana, son los únicos países de la región que han reducido sus porcentajes en los últimos cuatro años.

Además del hambre, la desnutrición también ha seguido aumentando en la zona, al igual que la obesidad: esta última cifra puede parecer contradictoria a primera vista, pero no obstante, es lógico si está relacionada con la desigualdad económica y social, según Berdegué, y es que tiene que ver con un mayor acceso a la llamada comida rápida, debido a sus bajos precios.

En América Latina, 250 millones de personas padecen obesidad, no menos del 60% de la población. Otro aspecto de interés del informe es que las poblaciones indígenas se ven especialmente afectadas. Solo en Pérú, estos problemas afectan al 24% de los niños quechuas y aymaras.

Si nos centramos en el género, mientras que las mujeres que sufren de inseguridad alimentaria suman 19 millones, los hombres se cuantifican en 15 millones. Clarissa F. Etienne, representante de la OPS, se centra en estos problemas estructurales subyacentes al decir: “Se necesita un enfoque multisectorial, que va desde garantizar el acceso a alimentos equilibrados y saludables hasta el acceso a servicios de educación, agua, saneamiento y salud”.