La lengua kurda es una de las pocas lenguas del mundo cuyo uso se consideró un delito durante décadas y, por tanto, se castigó. Hasta 1991 estuvo en vigor en Turquía una estricta ley de prohibición lingüística que castigaba el kurdo en todos los ámbitos de la vida, incluida la ilegalización de los nombres kurdos. Aunque la ley fue derogada y los paquetes de reformas en el curso de las negociaciones de adhesión a la UE hicieron esperar inicialmente una cierta relajación, en la práctica la lengua kurda no se habla en Turquía. En la práctica, la lengua kurda sigue siendo discriminada y sus usuarios son objeto de represión. Incluso la ilegalización de las letras Q, W y X del alfabeto kurdo, abolida oficialmente en 2013, continúa en la práctica. El ejemplo más reciente de esta discriminación tuvo lugar recientemente en Amed (tr. Diyarbakir) e ilustra la falta de aplicación de los compromisos adquiridos por el Estado turco.
Fatime Demir, de la provincia de Batman, ha sufrido la represión contra los kurdos. Su hijo Emrullah Demir está recluido en la prisión de tipo D de la vecina provincia de Amed, y ella lo visitó allí a finales de abril. Mientras la mujer, de 53 años, esperaba a su hijo en la cabina de visitas, preguntó a otro preso en kurdo cómo estaba ("¿Tu çawa yî?"). "Los guardias intervinieron inmediatamente y registraron el incidente en un protocolo", dijo Demir. Está prohibido hablar con otros reclusos, especialmente en un idioma que no entienden, añadió.
Entretanto, la administración penitenciaria ha entregado a Emrullah Demir una notificación en la que se afirma que su madre ha cometido "una grave perturbación del orden y la seguridad de la prisión". Se le ha prohibido visitar la prisión durante seis meses. La base de esta medida es, al parecer, la "Ordenanza sobre el Comportamiento de los Condenados en el Sistema Penal", introducida a principios de año como parte de la "reforma" del derecho penal. Según los abogados, la ilegalización de la visita de Demir está en total contradicción con la ley y también con la nueva normativa.
Según los padres de Emrullah Demir, el único objetivo de la ilegalización de las visitas es limitar el contacto de los presos políticos con el mundo exterior. "La ilegalización de las visitas periódicas, introducida en el contexto de la pandemia de Coronavirus, se ha levantado recientemente", ha declarado Bahattin Demir, padre del preso. "Con castigos arbitrarios como el de mi esposa, se crea sumariamente otra ilegalización". La familia tiene previsto emprender acciones legales contra la ilegalización de las visitas de Fatime Demir.