El martes, 61 migrantes fueron recogidos por la guardia costera libia después de nueve días de vagar por la costa y fueron remolcados de regreso a Libia. Al menos otros 22 migrantes en el barco ya habían muerto. 

Según la portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Safa Msehli, la mayoría de las víctimas mortales murieron de sed o se ahogaron, y algunos sobrevivientes también fueron recuperados en un estado de salud muy grave y trasladados a hospitales. Un juego cínico, pues tras su liberación se enfrentan al mismo destino que el resto de supervivientes. Están internados en los notorios centros de detención de Libia, donde la tortura, el trabajo esclavo y los abusos más graves están a la orden del día.

Según la OIM, este año se han registrado 805 muertes en la ruta del Mediterráneo central. El número real es probablemente mucho mayor.