Polat, quien fue deportado la semana pasada, venía a México a participar en jornadas académicas en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y en la cátedra Jorge Alonso que organizan la Universidad de Guadalajara y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
En entrevista, el doctor en antropología Jorge Alonso dijo que lo ocurrido fue violatorio de los derechos humanos del invitado y pidió al canciller Marcelo Ebrard su intervención para que Polat pueda regresar a México –donde ya ha estado varias veces– para impartir sus conferencias.
“Invitamos a Polat para que nos hablara sobre la revolución en el Kurdistán y el confederalismo democrático; le enviamos una carta de invitación, al igual que la BUAP, pero a su llegada las autoridades ni siquiera la vieron”, explicó.
“Al llegar al aeropuerto le quitaron su pasaporte; las cartas no las leyeron ni les importaron, le quitaron su celular y lo mandaron a un lugar incomunicado junto a migrantes que querían pasar a Estados Unidos. De ahí lo deportaron a Brasil”, agregó Alonso.
La carta de la BUAP, firmada por John Holloway, investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego, era para invitarlo a participar en el seminario Subjetividad y teoría crítica; la del CIESAS, firmada por Alonso, era para la cátedra que lleva su nombre. La presencia del especialista kurdo en ambas instituciones sería en mayo.
Polat llegó a México antes de mayo debido a que también fue invitado a participar en el decimocuarto Foro Social Mundial, que se efectuará del primero al 6 de mayo en la Ciudad de México, organizado por el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe. También contaba con una carta invitación que las autoridades ignoraron.
Alonso dijo que, además de él, dos miembros de la cátedra Jorge Alonso, los doctores Susana Street Naused y Andrés Fábregas, pidieron la intervención de Ebrard para que se resuelva este problema.
Solicitaron al canciller “una acción inmediata para remediar ese trato indigno” y que el académico pueda regresar a México para cumplir con sus compromisos.
FUENTE: Juan Carlos G. Partida / La Jornada