El 12 de octubre, América Latina celebró la resistencia indígena contra la invasión colonial de los conquistadores hace 530 años.
En México, diferentes colectivos, organizaciones y pueblos indígenas coordinados a través del Congreso Nacional Indígena (CNI) convocaron a un día de acción global contra la militarización y la guerra, como respuesta a la reciente decisión del gobierno mexicano de modificar las leyes para permitir al ejército realizar tareas de seguridad pública y tomar el control de las policías estatales.
Esta medida del gobierno mexicano es parte de una serie de iniciativas políticas que buscan dar mayor poder a las fuerzas armadas, quienes juegan un papel clave en la represión de los sectores sociales que se oponen a los megaproyectos y a las iniciativas del capital privado que buscan despojar a los pueblos de sus territorios, como señala un comunicado del CNI: "Estos megaproyectos y estos negocios se instalan en la geografía nacional y, sobre todo, en los territorios indígenas; espacios en los que desde hace tiempo crece la delincuencia, el alcoholismo, la drogadicción y, por supuesto, la destrucción de la Madre Tierra, así como la pobreza y la explotación humana".
Las movilizaciones tuvieron lugar en los estados de Veracruz, Oaxaca, Morelos, Chiapas, Jalisco y Sonora. En la Ciudad de México, miles de personas de diferentes pueblos y barrios indígenas de distintas partes del país, acompañadas por familiares de desaparecidos, víctimas de feminicidios, colectivos feministas, estudiantes y organizaciones de la sociedad civil participaron en la movilización convocada por el CNI con la consigna: NO a la militarización y a la guerra contra los pueblos del Congreso Nacional Indígena y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En la marcha se enfatizó el llamado a detener la guerra contra los pueblos en todas partes del mundo, incluyendo al pueblo kurdo, que está siendo sistemáticamente agredido por el Estado turco y recientemente por la represión en Irán.