A medida que avanza el diálogo turco-sirio, aparece la posibilidad de que Ankara desconecte a sus aliados sirios. Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el grupo yihadista que domina Idlib, parece ansioso por aprovechar la confusión en las filas de los “rebeldes” y ampliar su control.
Las fuerzas afiliadas a la sala de operaciones al-Fatah al-Mubin, dirigida por HTS, han montado ataques a lo largo de las líneas de contacto con las tropas gubernamentales en el sur de Idlib, el noroeste de Alepo y el noreste de Latakia, utilizando tácticas de infiltración, según informes de la prensa siria. Según los mismos informes, los enfrentamientos se intensificaron en el área de Jabal al-Zawiya, en el sur de Idlib. Grupos vinculados a al-Qaeda, como Firqat al-Ghuraba y Ansar al-Tawhid, también se unieron a los combates. El ejército sirio envió refuerzos a varias áreas en el sur y este de Idlib, así como a la Base 46 y a un par de ciudades al oeste de Alepo.
A principios de esta semana (por la semana pasada), Turquía también trasladó refuerzos al campo de Idlib y al noroeste de Alepo, según los informes. A pesar de los avances en los contactos con Damasco, Ankara renovó su amenaza de una nueva operación terrestre contra las zonas controladas por los kurdos, aparentemente como parte de una estrategia de presión.
Si la escalada militar sobre el terreno continúa mientras Turquía sigue adelante con la reconciliación con Damasco, los rebeldes del Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía, y otras facciones armadas podrían gravitar hacia HTS, que se destaca como el equipo mejor organizado y disciplinado, tanto en el campo de batalla como en términos de administración civil a través del llamado Gobierno de Salvación que ha establecido en Idlib.
Deseoso de reformularse como una fuerza de oposición moderada, HTS ha repudiado sus raíces en al-Qaeda y la yihad global, afirmando que sus objetivos se limitan solo a Siria. En un movimiento alentado por Turquía, ha buscado eliminar a los grupos radicales rivales en el norte de Siria. Y desde el verano pasado, HTS ha buscado expandir su influencia más allá de Idlib, primero a Afrin y luego a Azaz, al-Bab y Jarablus, aprovechando las disputas entre las facciones respaldadas por Turquía que controlan esas áreas. La búsqueda de Turquía de un nuevo capítulo con Damasco ha ofrecido al grupo una nueva oportunidad.
El líder de HTS, Abu Mohammad al-Golani, ahora retrata a su grupo como el único abanderado de la revolución en Siria. En un mensaje de video del 2 de enero, titulado “No nos reconciliaremos”, Golani prometió seguir luchando hasta derrocar al gobierno de Damasco. En una reunión con notables locales en Idlib el mismo día, describió el diálogo turco-sirio como “peligroso” para la revolución y argumentó que la Coalición Nacional Siria (CNS), una alianza de grupos de oposición respaldada por Turquía, ya no puede representar las fuerzas revolucionarias, informaron los medios de comunicación locales. Sin embargo, usó un lenguaje moderado sobre Turquía, mostrando una posición pragmática que rechaza la reconciliación pero evita la confrontación con el gobierno turco en la etapa actual.
Importantes figuras de la oposición, incluidos los jefes de la CNS y el autoproclamado gobierno interino sirio, se reunieron con el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu en Ankara el 3 de enero, cuando estallaron las protestas en el norte de Siria después de que los ministros de Defensa turco y sirio celebraran una reunión histórica en Moscú a finales de diciembre, facilitado por su homólogo ruso. Cavusoglu declaró que había asegurado a la delegación que Turquía mantendría el apoyo a la oposición siria.
Según los informes, la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía pidió a la ENS que impidiera las manifestaciones contra Turquía. Sin embargo, las protestas continuaron y el presidente del CNS, Salem al-Muslet, fue agredido físicamente en Azaz por una multitud enfurecida, que lo acusó de traición.
Entre los grupos armados, las facciones del ENS se han abstenido, en gran medida, de reacciones fuertes que podrían enojar a Turquía. El primero en rechazar cualquier reconciliación con Damasco fue el grupo salafista Ahrar al-Sham, cuya rama oriental ha colaborado con HTS, incluso en el intento de este último de apoderarse de Afrin. Más tarde, la Tercera Legión de la ENS también emitió una declaración contra la normalización de los lazos de Ankara con Damasco.
La discordia entre las facciones del ENS sigue jugando a favor de HTS. Un ejemplo de ello es la intervención consecutiva de HTS por el control del cruce de al-Hamran, donde están en juego lucrativos ingresos debido al paso de camiones que traen petróleo desde las zonas controladas por los kurdos. Con el respaldo de HTS, Ahrar al-Sham y la División Hamza se hicieron cargo del cruce desde el Frente de Levante hace algún tiempo, y el 15% de las ganancias ahora se destinan a HTS. Molesto por el cambio, el “gobierno interino” solicitó recientemente a la Tercera Legión que aborde el problema, lo que llevó a HTS a enviar refuerzos a la región.
Si bien la posición de los radicales frente al diálogo turco-sirio es clara, persisten las preguntas sobre lo que sucederá con el ENS, que Ankara ha respaldado y dirigido de acuerdo con sus intereses.
Desde la reunión de los ministros de Defensa en Moscú, las declaraciones turcas sobre el acercamiento a Siria han ido acompañadas de referencias a una posible solución a la crisis siria, en línea con la Resolución 2254 de 2015 del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, no hay ninguna razón convincente para sugerir que el cambio de sentido de Ankara revitalizará las estancadas conversaciones de Ginebra patrocinadas por la ONU.
Mientras tanto, un comandante rebelde citado, por BBC Turkish, dijo que los funcionarios turcos mencionaron el modelo que el gobierno sirio usó para reconciliarse con los grupos rebeldes en Daraa, en el sur de Siria, y les dijeron que se podría negociar un método similar si las partes están de acuerdo en los términos. Como parte de los esfuerzos con la mediación rusa, a los rebeldes de Daraa se les permitió permanecer en la región con la condición de que se unieran a las fuerzas gubernamentales, mientras que los rebeldes del este de Ghouta, el este de Alepo, Humus y Quneitra fueron evacuados hacia el norte.
La integración de miembros del ENS pagados por Turquía en el ejército sirio con ciertas garantías, podría considerarse una posibilidad, pero el modelo de Daraa podría no funcionar con militantes yihadistas. La disuasión de cualquier política turca en ese sentido tendría sus límites. El proceso podría provocar nuevas rupturas entre los grupos armados y engrosar las filas de los radicales.
Sin embargo, hay otro factor crítico a considerar. Deponer las armas y cruzar a Turquía sigue siendo la última opción de refugio seguro para los rebeldes que se han mudado a Idlib y al norte de Alepo desde otros campos de batalla en Siria. ¿Accederá Ankara a la perspectiva de que los militantes endurecidos por la guerra se conviertan en su propio problema interno? El gobierno turco parece reacio a responder preguntas tan inquietantes, al menos por ahora, mientras espera el momento en que los líderes turco y sirio se den la mano.
FUENTE: Fehim Tastekin / Al Monitor / Traducción y edición: Kurdistán América Latina