La Delegación de Paz de Imrali, formada por diez miembros entre los que se encuentran destacados políticos, sindicalistas, académicos, abogados y activistas de movimientos sociales, procedentes de diversos países como Islandia, India, Italia, Estados Unidos y el Reino Unido, se reunió en línea con motivo del 22º aniversario del secuestro del líder del movimiento por la liberación del Kurdistán, Abdullah Öcalan.
Esta delegación pretendía continuar la tradición de las anteriores delegaciones que han acudido a Turquía en los últimos años en apoyo de la reapertura del proceso de paz entre las autoridades turcas y los dirigentes kurdos, que finalizó abruptamente en 2015. Sin embargo, a causa de la pandemia del coronavirus, tuvo que reunirse en línea.
La delegación ha publicado ahora el informe completo de su misión de investigación.
El informe subraya que “nuestros interlocutores relacionaron el deterioro de los derechos humanos en todo el país de Turquía con la intensificación del régimen de aislamiento del señor Öcalan en İmralı. ‘El sistema İmralı’, sostienen, ‘no sólo se ha extendido a otras prisiones, sino que de hecho se ha extendido a toda la sociedad’. Tal extensión del sistema de aislamiento en İmralı significa la institucionalización del fascismo. No se aplica la Constitución, no se aplican las leyes de Turquía, no se aplica el derecho internacional, no se aplican las decisiones de los tribunales internacionales. En cambio, la impunidad, la tiranía, están a la orden del día”.
La delegación también pone de relieve “el silencio y la complicidad de la comunidad internacional. El Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) visitó la isla de İmralı en mayo de 2019, y publicó un informe en agosto de 2020, en el que pedía a las autoridades turcas, en términos inequívocos, ‘sin más demora’, que ‘lleven a cabo una revisión completa del régimen de detención aplicado a los presos condenados a cadena perpetua agravada en las cárceles turcas...’
Las autoridades turcas no sólo no han respondido a la demanda del CPT, sino que, de hecho, han intensificado el régimen de aislamiento introduciendo nuevas restricciones al el Sr. Öcalan. Desde el 27 de abril de 2020, no ha habido contacto alguno con Abdullah Öcalan. Y sin embargo, inexplicablemente, en su última visita a Turquía en enero de 2021, el CPT no insistió en realizar una nueva visita a la isla de İmralı ni mostró ningún signo de indignación por el hecho de que sus recomendaciones fueran ignoradas tan despectivamente.
El silencio y la complicidad de las instituciones europeas con el régimen de Erdogan se puso aún más de manifiesto con la reciente visita del presidente del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo a Turquía en septiembre de 2020, donde recibió una medalla honorífica en la Universidad de Estambul, el mismo lugar donde las purgas de académicos han sido mayores. A continuación, visitó Mardin y se reunió allí con los fideicomisarios que el gobierno nombró después de haber destituido a los co-alcaldes de la ciudad democráticamente elegidos”.
El informe completo puede leerse aquí. Y la biografía de de los miembros que conformaron la delegación puede encontrarse aquí.
Estas son algunas de las recomendaciones de la delegación:
(1) Es vital que se siga presionando al Estado turco para que ponga fin al aislamiento de Öcalan. Hay que presionar a los mecanismos internacionales de derechos humanos, especialmente a los del Consejo de Europa. Se debe instar al Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) a que ejerza al máximo su capacidad de investigación en el caso de İmralı
(2) Se debe animar a la comunidad internacional, a las instituciones y a los gobiernos a que intervengan contra el aislamiento de Öcalan y contra el sistema de aislamiento que se ha extendido a toda la sociedad turca, lo que conlleva abusos masivos de los derechos humanos por parte del gobierno turco.
(3) Hay que hacer un llamamiento a las ONG internacionales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, para que tomen medidas inmediatas contra el aislamiento de Öcalan y la situación general en Turquía.
(4) Es necesario ampliar la solidaridad entre los sindicatos a nivel internacional.
(5) Hay que animar a los movimientos sociales de todo el mundo a que establezcan lazos de solidaridad con el movimiento kurdo de liberación y otros grupos de la oposición en Turquía. Se debe animar a los movimientos internacionales de mujeres a expresar su solidaridad con el movimiento de mujeres kurdas, en forma de declaraciones escritas, mensajes de vídeo y visitas a Turquía.
(6) Las organizaciones internacionales de mujeres deben instar al Consejo de Europa a que supervise cuidadosamente la situación relacionada con la violencia contra las mujeres en Turquía, y a que ejerza presión sobre el gobierno turco para que respete el Convenio de Estambul sobre la prevención y la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, emitido por el Consejo de Europa en mayo de 2011 y firmado por Turquía.
(7) Hay que animar a los abogados de todo el mundo a que presenten llamamientos a los organismos internacionales sobre esta situación y condenen la ilegalidad de la política de aislamiento y el maltrato a la población kurda, como medio de presión al Estado turco.
(8) Deben hacerse grandes esfuerzos para aumentar la conciencia internacional sobre la situación en Turquía.
(9) Hay que animar a las poblaciones de todo el mundo a actuar.
(10) Deben organizarse más delegaciones que visiten Turquía y la región del Kurdistán, formadas por todo tipo de personas, incluidos políticos, académicos, figuras públicas y miembros de sindicatos.