30 hectáreas de tierra cultivada incendiadas en al-Bab

El incendio provocado forma parte de la guerra de Turquía contra las regiones autónomas del norte y el este de Siria y sirve a las fuerzas de ocupación como método de política de expulsión sistemática y limpieza étnica.

Mercenarios apoyados por Turquía han prendido fuego a los campos de trigo y olivos cultivados en los pueblos de Sikariyah y Kiradiyah, en la zona rural de al-Bab, el viernes al mediodía.

El fuego, iniciado por tres flancos, se extendió rápidamente 3 km hacia otros cuatro pueblos: Til Torin, Jabla, Hamra y Buwayhija. Según las informaciones, 30 hectáreas de grano y 2.500 olivos se quemaron hasta quedar reducidos a cenizas, así como los tractores pertenecientes a la población local.

El fuego pudo ser controlado gracias a las brigadas de bomberos desplegadas por la Administración Civil de Manbij, a las que los lugareños echaron una mano.

El incendio intencionado forma parte de la guerra de Turquía contra las regiones autónomas del norte y el este de Siria y sirve a las fuerzas de ocupación como método de política de expulsión sistemática y limpieza étnica. La invasión de Afrin en 2018 sentó las bases para destruir sistemáticamente los cimientos económicos de la población. Esta táctica fue originalmente uno de los métodos utilizados por la milicia terrorista ISIS, que fue adoptada por Turquía de forma individual.

En 2019, una comisión de investigación de la administración autónoma estimó que los daños causados por la destrucción de zonas cultivadas mediante incendios provocados equivalían a 33 millones de euros. Sólo en el primer semestre del año, el ejército turco y sus aliados islamistas destruyeron 420 kilómetros cuadrados de campos con cultivos. Este año, más de 200 kilómetros cuadrados de campos han sido convertidos en cenizas por incendios provocados. Turquía y sus milicias están haciendo todo lo posible para desestabilizar las zonas de autogobierno en el norte y el este de Siria y dañar la economía.

La población de la región autónoma del noreste de Siria se esfuerza por proteger sus medios de vida. En este momento, unas 45.000 personas vigilan los campos día y noche. Los voluntarios consisten en 15.000 miembros de las Fuerzas de Defensa Social (Hêzên Parastina Civakî, HPC) y sus estructuras femeninas autónomas HPC-Jin. Forman parte del proyecto "Nación democrática" y están directamente vinculados a las comisiones de defensa local. 30.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad Interna (Asayish) también protegen las zonas cultivadas del norte y el este de Siria.

Según la información de ANF, en mayo se quemaron casi cuarenta zonas agrícolas en las regiones de Girê Spî, al-Bab, Ain Isa, Til Temir, Shehba, Shera, Sherawa y Kobanê. Los incendios afectaron a decenas de pueblos y miles de personas. Los ataques tienen como objetivo la economía de la región y provocaron la quema de al menos 100.000 decáreas de campo de cereales y 360 decáreas de olivar.