La Organización de Derechos Humanos del Éufrates ha emitido un comunicado desde Kobanê a raíz del descenso del nivel del agua del Éufrates provocado por el Estado turco, pidiendo a la comunidad internacional que rompa su silencio sobre las acciones ilegales del régimen de Erdogan.

En nombre de la organización de derechos humanos, Nesrin Ali ha declarado que Turquía está utilizando el agua como un arma y cometiendo crímenes contra la humanidad en el Norte y el Este de Siria. “La bajada del nivel del agua del Éufrates pone en peligro las vidas de cientos de miles de personas. El Estado turco también ha cerrado la central de agua de Allouk (Elok), que abastece de agua al cantón de Hesekê. La población de la región está siendo amenazada con el arma del agua. Esta práctica es un crimen contra la humanidad. Pedimos a la ONU y al Consejo de Seguridad de la ONU una sesión especial sobre este tema”.

El Éufrates, que nace en Bakur (Kurdistán del Norte) en territorio turco, está completamente controlado por un sistema de presas. Con la ayuda de estas presas, Turquía puede aumentar o reducir considerablemente el flujo del agua que llega al norte de Siria. En junio, el flujo del Éufrates fue reducido a 150 metros cúbicos de agua por segundo. En el acuerdo de 1977 con el Gobierno de Siria, se acordó un volumen mínimo de 500 metros cúbicos de agua por segundo. Esto no solo restringe el suministro de agua y la agricultura, también crea serios problemas de dotación eléctrica en tanto que las plantas hidroeléctricas en el norte de Siria no pueden operar.

En este sentido, el Estado turco atenta con el fin de desestabilizar las zonas de autogobierno en Rojava y obligando a la gente a emigrar. Las organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch han criticado en numerosas ocasiones la política del agua de Turquía.