Decenas de olivos fueron talados en Afrin, ocupada por Turquía

Los crímenes contra la humanidad, el cambio demográfico, el saqueo y la masacre de la naturaleza continúan en Afrin, ocupada por el Estado turco y sus mercenarios en 2018.

El ejército turco, junto con sus mercenarios, ha venido cometiendo crímenes de lesa humanidad como el trato arbitrario a la población de la región, el desplazamiento forzado, la violencia, el secuestro, el robo y las políticas de saqueo desde la ocupación de la ciudad. Con esta política, los invasores intentan obligar a la población local restante a emigrar para poder sustituirla por familias mercenarias y turcomanos cercanas.

Según los informes desde el territorio, las personas traídas de Guta Oriental y asentadas talaron los olivos pertenecientes a Nuri Najar y Heyder Şêx Hesen en la aldea de Tirinde.

En la aldea de Eyn Dara, el 11 de diciembre se talaron 15 olivos pertenecientes a un aldeano llamado Mihemed Cuma y el 7 de diciembre 75 olivos pertenecientes a Ehmed Omer.

Según la información obtenida, 4.400 olivos han sido talados por las bandas estatales turcas asentadas en Afrin desde principios de este año.

El cantón de Afrin era el cantón más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, hogar de 200.000 kurdos étnicos. Aunque la población era mayoritariamente kurda, era el hogar de diversos grupos religiosos, incluidos yazidíes, alauitas y cristianos, junto con musulmanes suníes.

El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 localidades de Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".

La Fuerza Aérea turca bombardeó indiscriminadamente a civiles, así como a posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional, respaldado por Turquía, llevaron a cabo un asalto terrestre.

Para el 15 de marzo, las milicias respaldadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a bombardeos de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad, matando a 16 civiles.

Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía ocupaba de facto Afrin. Entre 400 y 500 civiles murieron en la invasión, en su inmensa mayoría como resultado de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el campo.

Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente nunca había entrado en combate durante la guerra civil, salvo escaramuzas ocasionales entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofreció refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos de otras partes de Siria.