André Hebert: "Ser testigo de lo que he visto en Rojava"

Entrevista al joven francés André Hebert que se fue a luchar contra el ISIS en Siria. Tras contar su historia en un libro, acaba de adaptarla al cómic con el dibujante Nicolas Otero.

Compartimos la entrevista realizada por Emmanuel Lafrogne a André Hebert a raíz de la publicación de su obra "Hasta Raqqa", ahora también adaptada al cómic de la mano de Nicolas Otero.

André Hebert es un joven francés que se fue a luchar contra el ISIS en Siria. Su conmovedor relato sumerge al lector en el corazón del conflicto, al tiempo que pone de relieve los muy actuales ideales del pueblo kurdo.

Contó su historia por primera vez en un libro publicado en 2019. ¿Cuál fue su motivación?

Quería dar testimonio de lo que había visto y hecho en Rojava, como nos pidieron los kurdos cuando nos escoltaron hasta la frontera antes de abandonar su territorio. Consideraban a sus veteranos occidentales como sus embajadores en casa. Quería que los franceses comprendieran lo que debían a los kurdos y a las kurdas, que liberaron Raqqa, la capital siria del Daesh donde se planearon los atentados de París. Escribir también me permitió digerir y distanciarme de lo que viví allí, lo que fue esencial para reanudar mi vida en Francia.

¿Cómo surgió la adaptación al cómic?

Quería adaptarlo a un cómic con la esperanza de llegar a un público más joven y menos politizado. Publiqué un mensaje en una red social, que un conocido compartió con Nicolás Otero. Compró mi libro y decidió encargarse del proyecto de adaptación.

Nicolás Otero, que ya había dibujado varios álbumes sobre el tema del terrorismo, ¿era el socio ideal?

Sí, enseguida me di cuenta de que compartíamos la misma conciencia política, de que él conocía Rojava y Oriente Próximo. Eso era esencial desde mi punto de vista. Enseguida nos pusimos de acuerdo sobre el significado y la forma que queríamos dar a esta historia. Mientras trabajábamos en «Jusqu’à Raqqa», publicó «La cellule», un álbum que me pareció fascinante y que está vinculado en más de un sentido a la historia de mi experiencia en el Kurdistán sirio.

¿Cómo trabajó con él para dibujar sus recuerdos con la mayor fidelidad posible?

Nicolas leyó mi libro y le envié algunas fotos tomadas in situ. Intenté describirle con todo lujo de detalles los ambientes en los que me desenvolvía, mis sensaciones, las particularidades de las armas, los uniformes, las banderas… hasta que vi cómo mis recuerdos tomaban forma a través de sus dibujos.

¿Se imaginaba que se enfrentaría a tanta violencia en Siria? La noción de guerra puede resultar a veces un tanto abstracta…

Me lo esperaba, aunque era imposible prepararme para ello. La primera vez que oyes una bala estrellándose a tu lado, cuando ves a un camarada herido y luego muriendo a tu lado… Es imposible imaginar lo que sentirás en ese momento, aunque sepas desde hace tiempo que te vas a enfrentar a ello.

Aunque muchos combatientes mueren cada día, no sentimos demasiado su miedo. ¿La adrenalina cambia a una persona? Tenía miedo, pero no constantemente cuando estaba allí, de lo contrario no habría podido permanecer tanto tiempo. Más que la adrenalina, fue la emulación lo que me permitió superar el miedo. Cuando estaba en un grupo con compañeros y compañeras que confiaban en mí y los veía estar a la altura de las circunstancias, me daban ganas de estar a la altura de las circunstancias. Sobre todo tenía miedo una vez terminadas nuestras misiones, y a veces pensaba en que podría haber sido la última. Otras veces, el miedo desaparecía por completo y me daba cuenta después de que era entonces cuando me había puesto en mayor peligro.

¿Seguir siendo humano frente a los yihadistas era una lucha frecuente? ¿Cómo no olvidar tu humanidad en una zona de conflicto?

Cuando hacíamos prisioneros, cuando habíamos perdido camaradas a veces el mismo día, a veces tenía ganas de impartir justicia de forma expeditiva, antes de comprender que no era mi papel. El comportamiento respetuoso de mis camaradas kurdos y árabes hacia los prisioneros también me ayudó a no ceder al deseo de violencia que podía venirme a la mente. En Raqqa, avanzamos con mucha cautela, principalmente para preservar a los numerosos habitantes de la ciudad que se habían quedado atrás. Algunos de ellos nos atacaban por sorpresa, por lo que siempre teníamos que estar en guardia mientras refugiábamos al mayor número posible de civiles.

«Hasta Raqqa» también nos permite conocer al pueblo kurdo y sus ideales, como la democracia directa, la igualdad entre hombres y mujeres y la separación entre política y religión. ¿Ese era también el objetivo del libro?

Sí. La revolución que está teniendo lugar en el Kurdistán sirio es una solución a los problemas que fracturan Oriente Próximo, pero también debería ser una fuente de inspiración para los franceses y francesas. Sus mecanismos de democracia directa, en particular, nos harían mucho bien si lucháramos por instaurarlos en Francia. El objetivo de mi libro era también rendir homenaje a mis camaradas caídos en la lucha contra el ISIS y a los que siguen luchando allí hoy en día. La guerra contra Turquía y las células clandestinas del ISIS sigue su curso.


"Jusqu'à Raqqa", de André Hebert y Nicolas Otero. Delcourt. 17,50 euros.

Entrevista publicada originalmente en Toutenbd.com y traducida por Rojava Azadî Madrid.