La valentía de los y las manifestantes que se enfrentan a una espiral de violencia por parte de las fuerzas de seguridad iraníes en los últimos días tras la muerte de Mahsa Amini revela el alcance de la indignación en Irán por las abusivas leyes sobre el velo obligatorio, los homicidios y la represión generalizada, declaró ayer viernes Amnistía Internacional.
Según la organización, las pruebas recogidas en las dos últimas noches de nueva violencia en 20 ciudades y 10 provincias de todo Irán y Rojhilat [el Kurdistán iraní o Este] apuntan a un patrón desgarrador por parte de las fuerzas de seguridad iraníes, que disparan deliberada munición real contra los manifestantes. El número de muertos asciende ya al menos a 30 personas, cuatro de ellas niños, por lo que la organización ha reiterado su llamamiento a una acción mundial urgente, advirtiendo además del riesgo de que se produzca un nuevo derramamiento de sangre en medio de un apagón de Internet impuesto deliberadamente.
Sólo en la noche del 21 de septiembre, los disparos de las fuerzas de seguridad dejaron al menos 19 muertos, entre ellos al menos tres niños. Amnistía Internacional ha revisado fotos y vídeos que muestran a las víctimas fallecidas con horribles heridas en la cabeza, el pecho y el estómago.
“El creciente número de muertes es una indicación alarmante de lo despiadado que ha sido el asalto de las autoridades a la vida humana bajo la oscuridad del bloqueo de Internet. No existe nada parecido a una ‘investigación imparcial’ en Irán. Los Estados miembros de la ONU deben ir más allá de las declaraciones sin fundamento, escuchar los gritos de justicia de las víctimas y los defensores de los derechos humanos en Irán y establecer urgentemente un mecanismo de investigación independiente”, ha declarado Heba Morayef, directora del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional. “La rabia expresada en las calles ha mostrado también lo que sienten los iraníes sobre la omnipresente ‘policía de la moral’ y las leyes sobre el velo obligatorio. Ya es hora de que estas leyes discriminatorias y las fuerzas de seguridad que las aplican sean eliminadas por completo de la sociedad iraní, de una vez por todas”.
Amnistía Internacional ha registrado los nombres de 19 personas, entre ellas tres niños, que murieron por disparos de las fuerzas de seguridad el 21 de septiembre. También se ha confirmado la muerte de otras dos personas, entre ellas un transeúnte de 16 años, el 22 de septiembre. Todavía se están investigando otras muertes.
Haciéndose eco de la creciente frustración por la incapacidad de la comunidad internacional de tomar medidas significativas para hacer frente a las sucesivas oleadas de asesinatos en las protestas en Irán, el padre de Milan Haghigi, un joven de 21 años asesinado por las fuerzas de seguridad el 21 de septiembre, dijo a Amnistía Internacional: “La gente espera que la ONU nos defienda a nosotros y a los manifestantes. Yo también puedo condenarlas [a las autoridades iraníes], el mundo entero puede condenarlas, pero ¿para qué sirve esta condena?”
Según relatos de testigos presenciales, entre las fuerzas de seguridad implicadas en los mortíferos tiroteos se encuentran agentes de la Guardia Revolucionaria, las fuerzas paramilitares Basij y agentes de seguridad vestidos de civil. Estas fuerzas de seguridad han disparado munición real contra los y las manifestantes con la intención de dispersarlos, intimidarlos y castigarlos, o impedirles la entrada a los edificios estatales. Esto está prohibido por el derecho internacional, que restringe el uso de armas de fuego a los casos en los que su uso es necesario en respuesta a una amenaza inminente de muerte o lesiones graves, y sólo cuando medios menos extremos son insuficientes.
Desde que se desencadenaron las protestas en todo el país por la muerte bajo custodia policial de la joven kurda Mahsa (Zhina) Amini, de 22 años, tras ser detenida violentamente por la “policía de la moral” de Irán en relación con las discriminatorias y degradantes leyes sobre el velo obligatorio, Amnistía Internacional ha registrado los nombres de 30 personas muertas por las fuerzas de seguridad: 22 hombres, cuatro mujeres y cuatro niños. La organización cree que el número real de muertos es mayor y sigue investigando.
Las muertes se han registrado en las provincias de Alborz, Isfahán, Ilam, Kohgilouyeh y Bouyer Ahmad; Kermanshah; Kurdistán, Manzandán; Semnan; Teherán y Azerbaiyán Occidental.
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