En un intento por asegurar la residencia legal, casi 500 inmigrantes indocumentados han estado en huelga de hambre durante dos meses en una iglesia y dos campus universitarios en Bruselas, Bélgica. La alarma sobre su condición está creciendo a medida que cientos de ellos se han negado al agua.

El estado de salud de los huelguistas de hambre está empeorando. Las organizaciones no gubernamentales y los partidos de izquierda advierten que las muertes pueden ocurrir en cualquier momento.

Alrededor de 470 inmigrantes indocumentados han estado en huelga de hambre desde el 23 de mayo. Muchos de ellos provienen principalmente del sur de Asia y el norte de África. La acción se lleva a cabo en dos universidades de Bruselas y en una iglesia barroca en el corazón de la ciudad.

Según un comité de apoyo a los huelguistas, los inmigrantes exigen un permiso de residencia temporal de 6 meses o un año para que sus solicitudes de permiso de residencia puedan examinarse en profundidad. Los huelguistas quieren acceder al mercado laboral con los documentos de residencia que exigen.

Algunos de los huelguistas han dejado de beber agua. Las ONG y los partidos de izquierda están pidiendo al gobierno que se ocupe de la demanda de los migrantes.

El lunes, dos funcionarios de las Naciones Unidas también instaron al gobierno belga a ofrecer permisos de residencia temporal a los huelguistas de hambre.

El gobierno de coalición puede disoverse

Las tensiones dentro del gobierno se han intensificado en torno a la huelga de hambre desde principios del verano. El gobierno de coalición que ha estado en el poder desde octubre de 2020 está en peligro. Los socios de la coalición, el Partido Socialista y el ecologista Ecolo (Écologistes Confédérés pour l'organisation de luttes originales), advirtieron que abandonarían la coalición de siete partidos en caso de muerte.

Las muertes pueden ocurrir en cualquier momento

El fin de semana, la organización Mundial de Médicos advirtió que "las muertes pueden ocurrir en cualquier momento", especialmente después de que 300 de los huelguistas se negaron a beber agua.