En un comunicado, HRW denunció que “los ataques aéreos turcos desde el 20 de noviembre de 2022 están causando daños en áreas densamente pobladas e infraestructura crítica en el norte y noreste de Siria y así profundizando la crisis humanitaria ya catastrófica para kurdos, árabes y otras comunidades en la región.”

Los trabajadores y trabajadoras humanitarias internacionales y residentes locales relataron a HRW que los ataques han desplazado a familias, han causado importantes cortes de energía y escasez de combustible, han obligado a las organizaciones de ayuda a suspender temporalmente ciertas actividades y han provocado interrupciones en las escuelas y el trabajo.

Citando a organizaciones no gubernamentales que trabajan en el noreste de Siria, HRW dijo que atacar la infraestructura energética podría dañar el medio ambiente y la actual crisis de agua en la región.

“Los ataques de Turquía a áreas pobladas e infraestructura crítica en el norte y noreste de Siria están poniendo en mayor riesgo los derechos básicos de los civiles”, dijo Adam Coogle, subdirector para Medio Oriente de HRW.

“Los sirios ya están soportando una catástrofe humanitaria, una creciente crisis de desplazamiento y una economía en caída libre. Los ataques militares de Turquía corren el riesgo de empeorar una situación ya insoportable para los kurdos, los árabes y otras comunidades”.

HRW también llamó la atención sobre los efectos de los ataques contra miembros del ISIS sirios y extranjeros detenidos.

“Turquía puede y debe garantizar que sus acciones militares no agraven aún más las crisis humanitarias y de desplazamiento del noreste de Siria”, dijo Coogle.

“Los aliados internacionales de Turquía deberían presionar al gobierno para garantizar que su campaña no ponga en riesgo los derechos básicos de los sirios”, añadió finalmente.