El miembro de las HPG Tolhildan Tekman (Yılmaz Uzun) cayó mártir junto a sus 5 compañeros tras un ataque aéreo turco en Siirt en 2020. Lo que vivieron Tekman y su familia es un resumen del genocidio y la brutalidad cometidos por el Estado turco contra el pueblo kurdo. Revela lo que este sistema, que no respeta ni a los muertos, puede hacer a los kurdos y a las kurdas.
El Estado turco ocultó el cadáver de Tekman a su familia durante 3 años y pidió a la familia que se uniera al grupo del AKP sentado frente al edificio provincial del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), partido pro-kurdo, de Amed, en el Kurdistán turco. La familia se resistió durante años y no cedió al chantaje. Sin embargo, la respuesta dada por el Estado turco fue inhumana. Los restos de Tekman fueron entregados a su familia en una caja al cabo de 3 años. Aunque en 2020, en el momento de su muerte, se tomó una muestra de sangre para identificar el cadáver y se dispuso de los resultados, no se informó a la familia.
Cuando Tekman fue enterrado, el ejército turco atacó. El Estado bloqueó el pueblo de Bastok y no permitió que se llevara el cadáver a la mezquita ni que se realizara la oración fúnebre. No contento con esto, el Estado puso soldados de guardia en todas las casas del pueblo y no permitió la asistencia de nadie al funeral.
Ibrahim Uzun, padre del guerrillero, vive en Tatos (Tekman). Desde ANF hemos hablado con él sobre lo que vivió la familia.
Uzun nos contó que en 2020 le llamó la policía de Estambul y le dijo que su hijo había muerto en los enfrentamientos. Le exigieron que se sometiera a una prueba de ADN. Uzun dijo que le hicieron esperar durante semanas en Siirt, adonde acudió para hacerse la prueba de ADN. Las autoridades le habían dicho que se pondrían en contacto con él en un plazo de seis meses a un año.
Ibrahim Uzun fue llamado a la comisaría de Vatan Caddesi 5 meses después. Le pidieron que se uniera al grupo del AKP que había organizado una sentada frente a la sede provincial del HDP de Amed. Uzun rechazó esta oferta. El Estado turco allanó entonces el domicilio de Uzun, repitiendo esta acción una vez a la semana para presionarle y obligarle a aceptar la "oferta". Esta situación se convirtió en una rutina de redadas domiciliarias, llevadas a cabo casi todos los días, todas las semanas.
A pesar de la represión, la familia no cedió
Uzun declaró que le ofrecieron ir a Amed antes y después de la prueba de ADN, pero dijo: "Era una oferta inmoral y no pude aceptarla. Les dije: 'Me estáis diciendo que mi hijo está muerto, pero me hacéis una oferta así'. Me dijeron que estaba vivo y que si hacíamos lo que nos decían lo convencerían para que volviera. Les dije que era el libre albedrío de mi hijo y que yo no interfería en eso. Nunca haría algo tan deshonroso. Dejaron de llamar".
Metieron los trozos de mi hijo en tarros pequeños. En ese momento, mi mundo se derrumbó y deseé que llegara el apocalipsis. ¿Qué clase de moralidad es esta, qué clase de humanidad es esta?
Uzun se enteró de que su hijo había caído mártir tras un largo periodo de silencio, y añadió: "La fiscalía puso su muerte en 2021. El Estado sabía que había muerto, pero me lo ocultaron. Lo enterraron en el cementerio de los sin nombre de Siirt. Solicité recoger los restos de mi hijo. Abrí su tumba y vi una pequeña caja. Recogí a mi hijo de 1,85 de estatura en una pequeña caja y lo metí en el coche.
Cuando abrí la caja, me quedé horrorizado. Había pequeños tarros dentro de la caja. Metieron los trozos de mi hijo en tarros pequeños. En ese momento, mi mundo se derrumbó y deseé que llegara el apocalipsis. ¿Qué clase de moralidad es esta, qué clase de humanidad es esta? Me pregunté qué clase de brutalidad es cortar a una persona en pedazos y ponerlos en pequeños frascos. ¿No tienen conciencia, no tienen moral?".
Uzun continuó: "Llegamos al pueblo sobre las 10 de la noche. Cuando fui al pueblo, había soldados apostados delante de todas las casas. No se nos permitía ir a la mezquita, ni realizar allí oraciones fúnebres ni recibir las condolencias de la gente. Los soldados montaban guardia delante de cada casa y ni siquiera permitían a los aldeanos ir al cementerio. Ni siquiera pudimos encontrar un imán. Pero, por suerte, tenemos un imán que es pariente nuestro y vino al cementerio y cumplió con los deberes religiosos. El pueblo estaba bloqueado".
La delegación del HDP que fue a visitar a Uzun consiguió superar todos los obstáculos.
Uzun llevará este asunto a los tribunales.
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