La activista kurda Warisha Moradi se declara en huelga de hambre

La activista kurda Warisha Moradi ha iniciado una huelga de hambre en protesta por las condiciones en que se encuentra recluida y por la abolición de la pena de muerte en Irán.

PENA DE MUERTE EN IRÁN

La activista kurda Warisha Moradi, recluida en la prisión de Evin, en Teherán, ha iniciado una huelga de hambre indefinida en protesta por las condiciones de reclusión. En un mensaje desde la prisión de Evin, la presa política informó a la opinión pública de que iba a iniciar una huelga de hambre, informó la Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN), con sede en Francia. Moradi no sólo protesta por unas mejores condiciones carcelarias, sino también contra la pena de muerte en Irán.

La fecha de la acción no fue elegida al azar por Moradi: el 10 de octubre, de hecho, es el día europeo y también el Día Internacional contra la Pena de Muerte. No es la primera huelga de hambre de Moradi. La kurda lleva meses participando en una protesta semanal con otros presos políticos y hace huelga de hambre todos los martes. La campaña «Martes negros», iniciada en enero en la prisión de Qezelhesar, en Karaj, para pedir la abolición de la pena de muerte, se ha extendido por todo el país y se lleva a cabo en más de veinte prisiones.

Moradi, también conocida como Ciwana Sine, fue detenida el 1 de agosto de 2023 durante un control policial cerca de su ciudad natal, Sine (Sanandaj), y trasladada a un lugar desconocido. La justicia del régimen iraní la acusa de «enemistad con Dios» y «rebelión armada contra el Estado». Las acusaciones están relacionadas con la pertenencia de Moradi a la KJAR, organización que aglutina al movimiento de mujeres kurdas de Irán, y su compromiso con las cuestiones feministas y de la mujer. Teherán considera a la KJAR una «organización terrorista separatista» porque se dice que forma parte del Partido por una Vida Libre en el Kurdistán (PJAK).

Brutalmente torturada, maltratada e interrogada

Tras el secuestro de Moradi, su paradero no estuvo claro durante meses. Sólo gracias a la KHRN se supo que la activista había sido brutalmente torturada, maltratada e interrogada por el Servicio Secreto iraní en Sine durante semanas después de su detención, hasta que fue trasladada a Teherán a finales de agosto. Allí permaneció recluida durante meses en la tristemente célebre ala 209 de alta seguridad de la prisión de Evin, también sometida a torturas y malos tratos, con el objetivo de quebrarla u obligarla a confesar. Moradi se encuentra en la sección de mujeres de la prisión desde principios de enero. Se le niega el acceso a asistencia letrada la mayor parte del tiempo. Si es declarada culpable, se enfrenta a la pena de muerte.