Alan Kurdi perdió la vida en 2015 cuando un barco se volcó en un intento de llegar a territorio de la UE desde Bodrum, Turquía. Desde entonces, el número de niños que se ahogaron en el mar Mediterráneo junto con sus familias creció constantemente por cientos.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que al menos 8500 refugiados que intentaron cruzar a Europa perdieron la vida.

Las cifras publicadas por las Naciones Unidas indican que 22 millones de personas fueron obligadas a abandonar su patria en 2016 debido a la guerra y la opresión, la mitad de las cuales son niños.

"Desde la muerte de Alan, a pesar del regresivo número de refugiados que se dirigen a Europa, todavía corren el riesgo de morir en su camino". El ACNUR pidió que se tomen nuevas medidas para proteger la vida de las mujeres y los niños.

La declaración terminó con las palabras: "Necesitamos encontrar una solución inmediata para los niños refugiados, y si la gente no ve ninguna esperanza donde viva, ellos tomarán el riesgo de arriesgar su propia vida. Los líderes políticos deben trabajar juntos y desarrollar una vida más segura. Para poner fin a este problema, hay que detener la guerra y crear oportunidades en los países que se van liberando".