La escritora austríaca Elfriede Jelinek es una de los 69 ganadores del Premio Nobel que enviaron una carta abierta a las instituciones pertinentes para pedir el fin del aislamiento y la liberación de Abdullah Öcalan, preso desde 1999 en la isla-prisión turca de Imrali en régimen de aislamiento agravado al margen de toda legalidad, tanto nacional como internacional, y una solución política a la cuestión kurda. En otra carta al presidente turco Tayyip Erdoğan, los 69 ganadores del Premio Nobel pidieron una reanudación de las negociaciones de paz con el movimiento de liberación kurdo y su máximo representante, Abdullah Öcalan.

Jelinek ha explicado por qué ha firmado estas cartas: “Me resulta insoportable oír los latiguillos del terrorismo, la sublevación, la lucha contra las milicias, la destrucción de las posiciones del PKK, etc. en relación con el Kurdistán y los kurdos y las kurdas. Como si la gente kurda, que sólo defiende su autonomía y libertad, fuera super terrorista y amenazara Europa, e incluso el mundo entero. Turquía y otros Estados bombardean a los kurdos y a las kurdas y utilizan estas fases tan manidas con el fin de atacar brutalmente por medio de la destrucción, incluso tirando bombas en cementerios, como si este pueblo oprimido pudiera ser silenciado (y, por supuesto, literalmente asesinado) con sus muertos. Debemos acabar con esta terminología y efectuar acciones asociadas. Debemos hallar la manera de acabar con la opresión de toda la población kurdo.

Abdullah Öcalan, quien es visto por la mayor parte del pueblo kurdo como su representante político legítimo, debe finalmente ser liberado después de casi un cuarto de siglo de total aislamiento, durante el cual no se le ha permitido expresarse. Debe permitírsele jugar un rol decisivo en la solución a la cuestión kurda. Él es la gran figura de la liberación de los kurdos y las kurdas. Su liberación debería ser una condición básica para un futuro pacífico, en última instancia también para Turquía”.

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