La política y activista kurda Sevil Rojbin Çetin ha sido condenada a diez años de prisión por pertenencia al PKK. Cuando fue detenida, la mujer kurda sufrió graves torturas.

Sevil Rojbin Çetin ha sido condenada a diez años de prisión. La política y activista kurda fue acusada de pertenencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ante el Tribunal 2º de Van y participó en el juicio del viernes a través de una videoconferencia desde la cárcel de mujeres de Diyarbakir. Antes de que se anunciara el veredicto, volvió a negar las acusaciones. En su defensa, Çetin dijo que veía el juicio como parte de la campaña de aniquilación política del Estado turco contra la política local kurda y el movimiento de liberación de la mujer. La acusación se basó esencialmente en el testimonio de testigos anónimos.

Sevil Rojbin Çetin es activista del movimiento de mujeres kurdas TJA (Tevgera Jinên Azad) y también fue miembro del comité político local del Partido Democrático de los Pueblos (HDP). En junio de 2020, fue agredida en su apartamento de Amed por fuerzas especiales enmascaradas de la policía turca. Antes de ser detenida, Çetin sufrió torturas durante unas tres horas y media, en las que habrían participado once agentes. En primer lugar, pusieron dos perros contra Çetin. Ella sufrió graves mordeduras en las piernas. Después la inmovilizaron en el suelo y los agentes la golpearon y patearon apuntándole a la cabeza con una pistola. Al final de la tortura, desnudaron a Çetin y la fotografiaron. La mujer kurda, que padecía cáncer de cuello uterino, tuvo que pasar casi dos semanas bajo custodia policial antes de que un tribunal ordenara su detención. Actualmente se encuentra recluida en la prisión de mujeres de Diyarbakır.

Çetin no está en prisión por primera vez. En marzo de 2014 fue elegida alcaldesa de distrito de Êrdmed (Edremit), en la provincia de Van, en las elecciones municipales. Apenas dos años y medio después, fue destituida y encarcelada junto con otro centenar de alcaldes. En aquel momento, Çetin permaneció entre rejas unos catorce meses, acusada en el contexto de la resistencia por el autogobierno en el Kurdistán del Norte. En 2019, fue encarcelada de nuevo, esta vez por actividades en favor del Movimiento de Mujeres Democráticas Libres (DÖKH). El proceso iniciado por el fiscal de Mardin estaba vinculado al juicio de Van.