El poder judicial del régimen iraní ha concedido a la Premio Nobel de la Paz encarcelada Narges Mohammadi un ingreso hospitalario largamente solicitado. La petición fue aceptada nueve semanas después, según escribió su marido Taghi Rahmani en la red social de Instagram. Añadió que este traslado se produjo gracias al apoyo de activistas de derechos civiles y a la presión de los medios de comunicación y la comunidad internacional.

Los años de encarcelamiento y aislamiento habían dañado gravemente la salud de su esposa y requerían un tratamiento prolongado, escribió Rahmani, y volvió a pedir la liberación inmediata de Mohammadi. No dio más detalles sobre su estado de salud. Mohammadi padece insuficiencia cardiaca. Sin embargo, seguía sin estar claro cuándo y dónde fue trasladado Mohammadi al hospital y durante cuánto tiempo será tratado allí el activista de 52 años.

Las organizaciones de derechos humanos llevan tiempo acusando a la judicatura iraní de negarle atención médica adecuada en la tristemente célebre prisión de Evin, en Teherán. Otros presos políticos de la prisión también se quejan reiteradamente de la falta de atención médica.

Expuesta la tortura en Evin

Narges Mohammadi fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2023. Lo recibió por su lucha contra la opresión de la mujer y contra la pena de muerte en Irán, así como por su compromiso con los derechos humanos y la libertad.

La activista, que nació en Zanjan (noroeste de Irán) en 1972 y creció en parte en Rojhilat, ya ha sido condenada en varias ocasiones a largas penas de prisión y latigazos, y lleva encarcelada en la prisión de Evin desde finales de 2021. Allí, durante el apogeo de la revolución «Jin, Jiyan, Azadî» contra el aparato de poder del régimen de los mulás que estalló tras el feminicidio de la kurda Jina Mahsa Amini en septiembre de 2022, destapó graves torturas y violencia sexualizada contra decenas de mujeres.

En el mismo pabellón que Pakhshan Azizi y Warisha Moradi

Entre las compañeras de Mohammadi en la sección de mujeres de la prisión se encuentran la periodista kurda Pakhshan Azizi, condenada a muerte, y la activista de KJAR Warisha Moradi. Esta última lleva más de dos semanas en huelga de hambre indefinida contra la pena de muerte. 

El 25 de octubre, KJAR emitió un comunicado en el que llamaba a participar en la huelga de hambre general y pedía a Warisha Moradi que pusiera fin a su acción de huelga de hambre, ya que su estado ha empeorado debido a una grave caída de la presión arterial y hay muchas posibilidades de que entre en coma.

Más de 120 activistas de la sociedad civil del Kurdistán Este emitieron una declaración conjunta en apoyo de la resistencia de Warisha Moradi.

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