En el espacio de 24 horas, entre el lunes y el martes, el ejército turco bombardeó dos veces la ciudad de Shengal. El lunes, los drones apuntaron a un vehículo en el centro de la ciudad, matando a dos personas e hiriendo a varias. Apenas 24 horas después, fue un hospital local el objetivo de varios ataques que también alcanzaron a las personas que intentaban rescatar a los heridos enterrados bajo los escombros del hospital.
El CDK-F afirmó en un comunicado que "aunque la región de Shengal no representa ninguna amenaza para Turquía, este país sigue violando impunemente el derecho internacional al bombardear asentamientos civiles en la región, y comete crímenes de guerra al atacar hospitales".
Hasta ahora, varias decenas de personas han perecido por las bombas del ejército turco, ante el silencio ensordecedor y vergonzoso de la comunidad internacional".
La declaración añadía: "Los crímenes de Turquía contra los yazidíes en Shengal, pero también en otras partes del sur del Kurdistán, también se ven alentados por el vergonzoso y cínico silencio del gobierno iraquí. El pueblo de Shengal, que fue víctima de un genocidio perpetrado por el ISIS en 2014, está ahora bajo la amenaza constante de Turquía."
La declaración condenó "el silencio de la comunidad internacional", diciendo que "¡no puede durar más! Ahora es esencial que la comunidad internacional y los defensores de los derechos humanos se tomen en serio esta cuestión para encontrar una solución concreta.
Por eso pedimos a Francia, que sabemos que es sensible a la suerte de la comunidad yazidí, que trabaje por el reconocimiento de la administración autónoma de Shengal, para proteger a los yazidíes contra los crímenes de guerra del Estado turco".
El CDK-F también pidió "a la Comisión Internacional de Investigación Humanitaria que investigue el ataque al hospital de la zona de Shengal, que dejó varias personas muertas".