Familiares de refugiados que murieron en el camino a Europa hicieron el impactante descubrimiento de que las tumbas de sus familiares en el cementerio de Sciacca, en Italia, ya no están allí. Al parecer, algunos de los restos de los fallecidos en un accidente de barco frente a Lampedusa en octubre de 2013, en el que murieron 368 migrantes, fueron exhumados y enterrados de nuevo en una fosa común.
Los familiares descubrieron fosas vacías
Según informa infomigrantes, el descubrimiento lo hicieron cuatro refugiados eritreos que habían viajado desde Suecia a Sicilia para presentar sus respetos a sus familiares y amigos muertos en el naufragio. Sólo encontraron tumbas vacías. Unos días antes, dos mujeres eritreas que habían viajado desde Suiza también habían buscado en vano la tumba de su hermana.
Por "falta de espacio", se les volvió a enterrar en una fosa común
Según el ayuntamiento, los restos de las víctimas fueron enterrados en una fosa común porque pertenecían a personas "que nunca fueron identificadas" y a las que sólo se les había dado un número. Sin embargo, esta versión es desmentida por el padre Mussie Zerai, sacerdote eritreo y activista de los derechos de los inmigrantes y refugiados. Según Zerai, "el enviado especial del gobierno para las personas desaparecidas tiene un mapa completo de las tumbas de los náufragos y los procedimientos de identificación individual están en curso, incluso a través de pruebas específicas de ADN, con el objetivo de dar un nombre a cada número y garantizar un entierro adecuado, que el Estado italiano ha prometido". El padre Zerai calificó de "inaceptable enterrar los cuerpos en una fosa común" y pidió una explicación.
La alcaldesa de Sciacca, Francesca Valenti, se mostró sorprendida al conocer el nuevo entierro. Al parecer, ordenó una investigación interna para determinar quién era el responsable. Según fuentes locales, el nuevo entierro fue ordenado por una oficina municipal siguiendo instrucciones de las autoridades judiciales porque no había suficientes tumbas disponibles.
El padre Mussie Zerai ha declarado que las autoridades "deberían haber sabido que esas tumbas no podían abrirse y que los cuerpos no podían volver a enterrarse. Italia se ha comprometido, es una cuestión de compasión".