Organizaciones kurdas y turcas de mujeres pidieron ayer la renuncia del rector de la Universidad Boğaziçi en Estambul, nombrado a dedo por el gobierno turco, con una protesta frente a la Embajada de Turquía en Londres.
En una protesta marcada por la distancia social, desplegaron una bandera arcoíris con el lema del movimiento de estudiantes: “No nos inclinaremos, no miraremos abajo”.
Las organizaciones, entre las que se incluye la Unión de Mujeres Socialistas (SKB) y la Asamblea de Mujeres Kurdas, criticaron las declaraciones homófobas del ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, que calificó a las personas LGBT de “pervertidas” a principios de esta semana.
Twitter bloqueó su cuenta por el comentario. No obstante, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo en un discurso el miércoles: “Llevaremos a nuestros jóvenes al futuro, no como la juventud LGBT, sino como la juventud que existió en el glorioso pasado de nuestra nación”.
El Sr. Erdogan ya había dicho previamente que la gente LGTB era incompatible con los valores turcos, acusándoles de “envenenar” las mentes de los jóvenes.
Además, se refirió a los estudiantes que protestan como “terroristas”, y alertó de que su gobierno hará lo que sea necesario para detenerlos.
Los grupos activistas advirtieron que estos comentarios “atentan contra el derecho a la vida” de la comunidad LGBT y “perpetran e incitan los delitos de odio”.
En la lectura del comunicado, declararon: “Como mujeres, condenamos las declaraciones de Soylu. Los estudiantes de Boğaziçi y la comunidad LGTB tienen razón, sus demandas deben ser aceptadas. ¡El fideicomisario debe renunciar!
Acostúmbrate; las personas LGBT existieron, existen y existirán”.
La solidaridad con las protestas contra el nombramiento a dedo por Erdogan del rector de la Universidad Boğaziçi, Melih Bulu, sigue aumentando. Bulu es un hombre de negocios que previamente había sido candidato para el Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) presidido por Erdogan.
Su nombramiento, el primero de una persona ajena a la comunidad universitaria desde el golpe de Estado de 1980, provocó una ira generalizada y se considera el reflejo de un régimen profundamente autoritario que refuerza su control sobre todos los aspectos de la vida en Turquía.
La respuesta a estas protestas ha sido mano dura, ya que se teme que se conviertan en “otro Gezi”, las protestas de 2013 que estuvieron a punto de hacer caer al gobierno de Erdogan.
En Reino Unido, el grupo Peace in Kurdistan publicó una declaración en la que condena los ataques a estas protestas pacíficas y recabando firmas y mensajes de apoyo.
El Sindicato Nacional de Estudiantes (NUS) ha prometido solidarizarse con los que luchan en toda Turquía.
Su presidenta, Larissa Kennedy, dijo: “La violencia del Estado y la brutalidad policial son injusticias globales y nuestra rabia y solidaridad están con los estudiantes LGBTQ+ de la Universidad Boğaziçi de Estambul, que están luchando en este momento”.
Unas 528 personas han sido detenidas en Turquía esta semana, según datos del propio Ministerio del Interior.
Se han dispuesto francotiradores en los edificios circundantes con la mira puesta en los manifestantes, y la policía ha disparado gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar las manifestaciones.
Los estudiantes han advertido de agresiones sexuales y violencia en manos de la policía. Una mujer fue golpeada hasta quedar inconsciente en la capital, Ankara, a principios de esta semana.
Las organizaciones de mujeres exigen la liberación inmediata de todos los detenidos.