Unos 475 migrantes sin papeles, la mayoría de ellos procedentes del sur de Asia y del norte de África, están en huelga de hambre en Bruselas para conseguir un permiso de residencia desde el 23 de mayo de 2021. Los migrantes sin papeles han perdido sus empleos informales debido a la pandemia, y llevan años viviendo y trabajando en Bélgica. Tras meses siendo ignorado por el gobierno belga, la resistencia se intensificó el viernes, cuando más de 300 de los huelguistas de hambre se declararon en huelga de sed. El miércoles, el gobierno belga anunció que había llegado a un acuerdo con los huelguistas. El líder del Partido Liberal del Primer Ministro Alexander De Croo, Egbert Lachaer, dijo que, sobre la base de los acuerdos alcanzados, los casos de los huelguistas serán examinados individualmente en una zona neutral, "sin presión de grupo y sin poner vidas en peligro". Los huelguistas celebraron que el gobierno les haya tendido "una mano amiga". Por ello, se propuso que las personas presentaran sus "circunstancias excepcionales" -así como, en el caso de unos pocos, "la posibilidad de protección internacional"- a las autoridades.
Huelga de hambre "suspendida temporalmente"
La huelga de hambre fue suspendida y varios de los migrantes fueron sacados de la iglesia de San Juan para ser vitoreados tras el anuncio del "acuerdo". Los huelguistas de hambre insisten en que han recibido "garantías" del ministerio. Sin embargo, muchos dudan de la sinceridad de las autoridades, sobre todo porque el "acuerdo" no supone un abandono de la postura del gobierno de realizar revisiones caso por caso, pero sin permitir una solución colectiva. Por tanto, la huelga de hambre aún no se ha desconvocado, sino que sólo se ha "suspendido temporalmente".
Según las cifras oficiales, en Bélgica viven unos 150.000 inmigrantes indocumentados. Están expuestos a una explotación masiva de su trabajo y a menudo se ven sometidos a una mayor presión económica por los alquileres desorbitados.