Hace 19 años, 42 civiles (incluyendo a 11 niños y 13 mujeres) fueron asesinados por cazas turcos en la región de Kendakola de Xakurke. Los asesinos siguen sin rendir cuentas y el pueblo de Kendakola ha tenido que sufrir nuevas masacres.
Los cazas turcos arrojaron bombas barriles en la región también conocida como Bradost, en el triangulos entre Bashur, Bakur y Rojhilate de Kurdistán el 15 de agosto del año 2000. El gobierno turco de aquel momento dijo que la masacre se había producido por error y trato de encubrir el episodio.
El gobierno iraquí y el Gobierno de la Región de Kurdistán permanecieron en silencio y han seguido igual durante estos últimos 19 años. Ahora que entramos en el 20º año, no ha habido investigaciones ni se han presentado denuncias en relación a la masacre. El silencio sobre esta masacre creó el sustento sobre el que acometer las masacres de Kortek y Roboski así como ha alentado al estado turco a seguir utilizando las masacres como método.
Las secuelas de la masacre permanecen visibles
El pueblo de Bradost, 19 años después de la masacre, se enfrentan a las mismas políticas de invasión y nuevas masacres. El ejército invasor turco emprendió un ataque el 26 de mayo en la zona que sigue a día de hoy en las montañas, llanuras, valles y zonas residenciales que son bombardeadas diariamente.
En Kendakola, las secuelas de la masacre no se han podido borrar. Las bombas barriles crearon enormes cráteres y los árboles que destruyeron, así como los juguetes y zapatillas de los niños que asesinaron siguen donde se quedaron aquel fatídico día.
Enfrentándose a nuevas masacres
ANF se ha reunido con los supervivientes en el lugar de los hechos y ha escuchado su testimonio. Weysi Xidir Resho ha dicho que los cazas turcos bombardearon sus aldeas y casas aquel día y ahora siguen en peligro de nuevos ataques.
“Este año nos enfrentamos a una grave amenaza. Las fuerzas turcas vinieron e invadieron nuestras llanuras y zonas de montaña. No tenemos a donde ir para pasturar con nuestros animales. Bombardean nuestra tierra con cazas y fuego de mortero. Queremos que se vayan inmediatamente. Hago un llamamiento a los gobiernos de Iraq y Kurdistán Sur para que abandonen su colaboración con los invasores. La cuestión no es el PKK. Su objetivo es invadir Kurdistán. Ya en el año 2000, 32 personas de nuestros clan fueron asesinados. No queremos que vuelva a pasar lo mismo”.
“No nos iremos de nuestra tierra”
“El estado turco quiere arrancarnos de nuestra tierra”, ha dicho Resho.
“Mi casa fue bombardeado en 1994. No nos fuimos. Nos volvieron a atacar en 2011. Mi primo murió en ese ataque. Nuestros hijos están traumatizados. Nuestro hogar está amenazado. Llevamos 30 años así. ¿Cuánto más tiempo tendremos que seguir igual? ¿Cuándo se irán?”
“No entendemos el silencio”
Un residente de Bradost que quiere ser identificado como Kurdo ha dicho que perdió a muchos familiares en la masacre de Kendakola, y que la amenaza continúa a día de hoy. Kurdo ha dicho que las tierras son bombardeadas sin parar.
“No podemos entender el silencio de los representantes del Gobierno de Kurdistán Sur sobre lo ocurrido. Estamos atravesando una dura crisis económica, no podemos subir a las montañas, ya que nuestros animales pueden morir en los bombardeos. Quieren expulsarnos de nuestras tierras. El estado turco ha ocupado nuestras montañas. Deben irse. Su objetivo es invadir todo Kurdistán, no solo las montañas de Shekif o unas pocas colinas”.
“Nunca serán obligados a rendir cuentas”
Kumri Xelef perdió a su hijo y nuera así como a sus dos nietos en la masacre de Kendakola. Años más tarde, ha dicho que el gobierno de Kurdistán Sur y todo el resto de fuerzas siguen en silencio.
Xelef ha dicho que los asesinos nunca fueron perseguidos, y por tanto los ataques continúan: “Criamos a nuestros hijos entre el ruido de las bombas. Xakurke es nuestra tierra, nunca nos iremos de nuestra tierra. Perdí a mi hijo y a su familia en la masacre. Todos deben saber que no nos postraremos a la tiranía. Deseo que Allah dé fuerza a la guerrilla que lucha en Xakurke y defiende nuestra tierra dando sus vidas. Estoy agradecido de nuestros valerosos hijos”.