Las abogadas de Afrin: el silencio aumenta el sufrimiento de las mujeres

Las abogadas de Afrin dijeron que las prácticas del estado turco en Afrin incumplen cualquier norma de fe o los derechos humanos y enfatizaron que el silencio frente a estos constantes ataques aumenta el sufrimiento que viven las mujeres

Las abogadas de Afrin dijeron que los ataques bárbaros del estado turco contra la población civil en la región no cumplen con ninguna norma de fe o legislación y enfatizaron que el silencio está aumentando el sufrimiento de las mujeres, que han vivido la peor parte de la guerra.

El Estado turco apunta primero a las mujeres

Una de los abogadas, Evîn Hec Hemo, dijo que la gente de Afrin eligió vivir en los campos de refugiados porque no podían aceptar vivir con invasores y añadió: "El estado turco invasor ha agredido a las mujeres desde el primer día de los ataques. Esto demuestra cómo de débil es el estado turco contra la voluntad de las mujeres libres".

La abogada Tolîn Mihemed dijo que las mujeres tienen vínculos más profundos con la tierra y añadió que son el grupo más atacado y afectado por las guerras. Tolîn dijo que el estado turco está utilizando el Islam y sus valores para encubrir sus ataques bárbaros: "Las prácticas del Estado turco en Afrin van en contra del derecho internacional. Las mujeres, directamente agredidas por estos ataques bárbaros, están sufriendo más por el silencio de la comunidad internacional".

Tolîn pidió a las instituciones legislativas internacionales y a las organizaciones de mujeres que cumplan con sus deberes y actúen ante las violaciones de derechos en Afrin.

"Sean mujeres o niños"

El estado turco masacró a cientos de personas en los ataques de Afrin lanzados el 20 de enero, sin tener en cuenta a las mujeres o los niños. Los ataques de invasión contra Afrin provocaron la masacre de mujeres y niños, como los ataques contra civiles que ocurrieron después de que el entonces primer ministro turco Erdoğan dijera: "Haremos lo que sea necesario, sean mujeres o niños" contra los serhildanes en Diyarbakir en 2006.