Otro kolbar asesinado por las fuerzas iraníes
Además de los ataques sistemáticos dirigidos contra ellos, los kolbars luchan por ganarse la vida en condiciones climáticas adversas, ubicaciones geográficas peligrosas y minas.
Además de los ataques sistemáticos dirigidos contra ellos, los kolbars luchan por ganarse la vida en condiciones climáticas adversas, ubicaciones geográficas peligrosas y minas.
Los guardias fronterizos iraníes abrieron fuego contra un grupo de kolbars en la zona fronteriza de Hangeh-ye Zhal en Baneh, provincia de Kurdistán, el 15 de noviembre, informó la Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN).
Según el informe, el ataque se cobró la vida de kolbar Jalal Heidarian, un civil de 28 años de la aldea de Qachian en Divandarreh, provincia de Kurdistán.
De manera similar, el 14 de noviembre, otro grupo de kolbars fue atacado por disparos de guardias fronterizos en la misma región, matando a Yadegar Rahimi e hiriendo a otro kolbar.
Los kolbars y kasibkars son atacados sistemáticamente por las fuerzas de seguridad iraníes y turcas. Cada año, decenas de ellos son asesinados sin que se tomen medidas punitivas. Además de los ataques sistemáticos, los kolbars luchan por ganarse la vida en condiciones climáticas adversas, ubicaciones geográficas peligrosas y minas.
Kolber o "kolbar" se deriva de las palabras kurdas "kol" y "bar". Kol significa "atrás", bar significa "cargar". Los kolbars se ganan la vida transportando mercancías a sus espaldas a través de fronteras peligrosas. Entre los bienes que transportan se incluyen cigarrillos, teléfonos móviles, mantas, artículos para el hogar, té y, raramente, bebidas alcohólicas. Tienen que pasar por carreteras peligrosas entre el Kurdistán del Sur y el Kurdistán del Este. Los bienes traídos se venden a precios relativamente altos en centros comerciales como Teherán. Sin embargo, los kolbars que transportan mercancías a costa de sus vidas reciben un salario muy pequeño.
Kasibkar se refiere a aquellas personas que reciben los bienes que los kolbars llevan al Kurdistán del Sur y encuentran compradores en las ciudades.