Un kolbar muerto y otros cinco heridos en ataques de guardias fronterizos iraníes

Los kolbars y kasibkars son atacados sistemáticamente por las fuerzas de seguridad iraníes y turcas. Cada año, decenas de ellos son asesinados sin que se tomen medidas punitivas.

Los guardias fronterizos iraníes abrieron fuego contra un grupo de kolbars en la zona fronteriza de Hangeh-ye Zhal en Baneh, provincia de Kurdistán, el 14 de noviembre, matando a Yadegar Rahimi e hiriendo a otro, informó la Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN).

Por otra parte, cuatro kolbars, entre ellos dos niños, resultaron heridos por guardias fronterizos en un incidente anterior ocurrido el mismo día en la misma zona fronteriza.

Según KHRN, los guardias fronterizos atacaron a ambos grupos a corta distancia y sin previo aviso.

Rahimi era un hombre de 34 años, padre de dos hijos, del pueblo de De Kon en Baneh.

El grupo de cuatro kolbars atacados en el incidente anterior incluye a Arvin Mohammadi, de 14 años, de Sanandaj, provincia de Kurdistán; Iman (apellido desconocido), 17 años, de Sanandaj; Shaho (apellido desconocido), 21 años; y Hassan (apellido desconocido), 20.

Según las estadísticas de KHRN, en las últimas dos semanas, dos kolbars y un comerciante murieron en las zonas fronterizas de Baneh y al menos 40 kolbars sufrieron heridas de bala en las zonas fronterizas de Nowsud y Baneh como resultado de los disparos de los guardias fronterizos iraníes.

Los kolbars y kasibkars son atacados sistemáticamente por las fuerzas de seguridad iraníes y turcas. Cada año, decenas de ellos son asesinados sin que se tomen medidas punitivas. Además de los ataques sistemáticos, los kolbars luchan por ganarse la vida en condiciones climáticas adversas, ubicaciones geográficas peligrosas y minas.

Kolber o "kolbar" se deriva de las palabras kurdas "kol" y "bar". Kol significa "atrás", bar significa "cargar". Los kolbars se ganan la vida transportando mercancías a sus espaldas a través de fronteras peligrosas. Entre los bienes que transportan se incluyen cigarrillos, teléfonos móviles, mantas, artículos para el hogar, té y, raramente, bebidas alcohólicas. Tienen que pasar por carreteras peligrosas entre el Kurdistán del Sur y el Kurdistán del Este. Los bienes traídos se venden a precios relativamente altos en centros comerciales como Teherán. Sin embargo, los kolbars que transportan mercancías a costa de sus vidas reciben un salario muy pequeño.

Kasibkar se refiere a aquellas personas que reciben los bienes que los kolbars llevan al Kurdistán del Sur y encuentran compradores en las ciudades.