Una canción desde los montes Zagros
Las montañas vuelven a escribir épica, las voces vuelven a resonar en las montañas del Kurdistán. Desde hace casi cincuenta años, la voz de cada épica canción se eleva desde esta inmensidad.
Las montañas vuelven a escribir épica, las voces vuelven a resonar en las montañas del Kurdistán. Desde hace casi cincuenta años, la voz de cada épica canción se eleva desde esta inmensidad.
En las montañas del Kurdistán tiene lugar hoy una fuerte guerra. Estas montañas, esta tierra, han albergado guerras durante siglos.
Estas montañas son el campo de batalla del pueblo del Kurdistán. En ellas se escribieron innumerables historias heroicas y epopeyas. El pueblo kurdo nunca ha olvidado lo ocurrido. Resonó con dengbêjs y kilams, haciendo que sus voces fueran escuchadas por todos y por todas. Todos los niños y niñas crecieron con estos kilam en su memoria. Todos los sultanes, todos los soberanos que vinieron quisieron destruir este recuerdo. Cavaron pozos y los cubrieron de hormigón, pero no pudieron borrarlo.
Cada día se añaden nuevos recuerdos. El pueblo kurdo, cuyos oídos están acostumbrados a los kilams de dengbêj, se ha dirigido a las montañas para escucharlos de nuevo. Y es que las montañas vuelven a escribir épica, las voces vuelven a resonar en las montañas del Kurdistán. Desde hace casi cincuenta años, la voz de cada escritor y escritora épico se eleva desde esta inmensidad.
Estos días, una nueva voz ha surgido de los montes Zagros. Una voz que nunca será olvidada. Una voz que resuena desde los túneles de la guerra, el orgullo de nuestra historia. Es la voz del comandante martirizado Bager Gever: “No tengo una buena voz, discúlpenme. Los gases químicos utilizados afectan a nuestra garganta”.
Mientras lucha por la libertad de su pueblo, este valiente hijo del pueblo del Kurdistán canta una canción con sus camaradas en medio de la oscuridad, en los túneles de guerra con gran moral, contra los métodos brutales del ejército turco. Con su voz más cálida y sincera…
Sus camaradas le escuchan con la misma sinceridad y gran amor. Al igual que el pueblo kurdo que escucha la voz de este valiente hijo suyo...