El movimiento kurdo y el poder de la memoria

Los principales medios de comunicación y el pensamiento político occidentales comparten la opinión de que Erdoǧan es un aliado poco fiable y un líder antidemocrático para su propia nación.

Hace poco más de una semana que concluyeron las elecciones presidenciales en Turquía, el 28 de mayo pasado. La primera vuelta de las elecciones se celebró el 14 de mayo, pero ni el actual presidente Recep Tayyip Erdogan ni el candidato de la oposición Kemal Kiliçdaroǧlu lograron obtener la mayoría necesaria (más del 50%) de votos para declarar un ganador. Tres semanas después, se celebró la segunda vuelta de las elecciones, en la que Erdoǧan y su gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) fueron reelegidos, lo que garantiza que su reinado de 20 años sobre Turquía continuará, al menos, hasta 2028, cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales.

Los resultados de las elecciones supusieron un duro golpe para los votantes kurdos, que acudieron en masa a las urnas para echar a Erdoǧan del poder: las encuestas en las regiones de mayoría kurda mostraron un evidente y pronunciado descenso del apoyo a Erdoǧan. Pero la decepción no viene sólo de los resultados en sí, sino también de la reacción del mundo y de los medios de comunicación sobre esos resultados. Durante los meses previos a las elecciones, la política turca y, en concreto, la cuestión del estado de la “democracia turca” recibió bastante atención, con titulares como estos, difundidos por todos los medios de comunicación occidentales de renombre:

The Guardian: La elección de Turquía no podría ser más dura: más crueldad bajo Erdoğan, o el retorno de la justicia y la esperanza

BBC: Elecciones en Turquía: El rival de Erdogan, Kilicdaroglu, promete libertad y democracia

NPR: La victoria de Erdogan podría ser fatídica para la democracia y el papel de Turquía en el mundo

The Washington Post: Erdogan ha ganado en Turquía. ¿Qué hace ahora Occidente?

El artículo de The Washington Post, publicado el 30 de mayo, comienza diciendo: “El presidente turco Recep Tayyip Erdoǧan, que ganó otro mandato de cinco años en las elecciones del fin de semana, es el tipo de aliado del que Washington y sus aliados occidentales desearían poder prescindir”.

 

 

Continúa nombrando algunos de los últimos crímenes y ofensas del presidente hacia “el mundo occidental”, como la continua ayuda de Turquía a Rusia, su constante “menoscabo de la democracia y los derechos civiles”, y el uso por parte de Turquía de su veto para bloquear la candidatura de Suecia a la OTAN.

Dado que los principales medios de comunicación y el pensamiento político occidentales comparten claramente la opinión de que Erdoǧan es un aliado poco fiable y un líder antidemocrático para su propia nación, cabría esperar que los líderes occidentales protestaran y expresaran su preocupación por el hecho de que este problemático personaje vaya a cumplir su tercera década en el poder. Pero en lugar de eso, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tuiteó el siguiente mensaje: “Hoy he llamado al ministro turco de Asuntos Exteriores, @MevlutCavusoglu, para transmitirle mi enhorabuena por la reelección del presidente Erdogan. Espero seguir trabajando con un aliado tan valioso de la @OTAN y socio bilateral”.

Por decepcionante que pueda resultar, los kurdos y sus aliados están acostumbrados a sufrir decepciones por parte de quienes dicen apoyarlos. No es la primera vez que esto ocurre. Lo vi suceder en 2019, cuando el entonces presidente Donald Trump anunció que retiraría las tropas estadounidenses del norte y el este de Siria (NES), esencialmente dando luz verde a la posterior invasión turca, ante la abrumadora indignación bipartidista. Esta indignación fue previsiblemente olvidada, o al menos muy disminuida en unos pocos meses, cuando Turquía continuó sus ataques contra el NES en violación directa de su acuerdo de alto el fuego.

De nuevo, el apoyo a los movimientos kurdos y adyacentes estalló en septiembre de 2022, con el asesinato de la joven kurda de 22 años, Jina Mahsa Amini, en Teherán a manos de la policía iraní de la moralidad. Las protestas desencadenadas por el asesinato de Amini continúan hasta hoy, y el lema kurdo “Jin, Jiyan, Azadi” (“Mujeres, Vida, Libertad”) se sigue gritando en las calles. Pero la comunidad internacional ha cambiado definitivamente su actitud hacia Irán. Pocos meses después del inicio de las protestas y de la muerte de Amini, Irán fue excluido de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU. Esto parece un avance en el reconocimiento de los crímenes contra los kurdos, ¿no? Pues bien, el 2 de junio de este año Irán fue elegido vicepresidente de la Asamblea General de la ONU: una vez más la memoria flaquea cuando se trata de los continuos abusos contra el pueblo kurdo.

Pero nosotras recordamos. Los kurdos y sus aliados entienden el poder de la memoria, el poder de la resistencia continuada frente a un mundo apático y una traición constante. El poder de la memoria se ve cuando los habitantes desplazados de la región de Shebha, en el NES, siguen viviendo en tiendas de campaña, en un estado de limbo, solo para permanecer cerca de sus hogares en Afrin, de los que fueron expulsados por la operación Rama de Olivo de Turquía. Ellos recuerdan.

La familia Şenyaşar también lo recuerda. Perdieron a su padre y a sus dos hijos en 2018 al ser atacados por guardaespaldas y familiares del diputado del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) İbrahim Halil Yıldız, en la provincia de Şanlıurfa, de mayoría kurda y situada en el sureste del país. La madre Emine Şenyaşar y su hijo superviviente, Ferit Şenyaşar, desde marzo de 2021 hacen una campaña por justicia frente al Palacio de Justicia turco. La vigilia por se ha prolongado durante unos 800 días. El poder de la memoria es suyo.

El poder de la memoria se utiliza cuando los kurdos y las kurdas siguen haciendo campaña incesante e incansablemente por la liberación, o como mínimo por el fin del aislamiento del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) Abdullah Öcalan, detenido en 1999. Son 24 años, casi toda mi vida, y no lo han olvidado ni por un momento.

Berxwedan Jiyan e. “La resistencia es vida”. Otro eslogan en común para los kurdos, que reconoce los objetivos del movimiento kurdo de democracia directa dirigida por mujeres, de una sociedad ecológica, de los derechos de las minorías, que no se alcanzarán fácilmente; no se alcanzarán de la noche a la mañana. Hará falta luchar, hará falta toda una vida. Pero mientras los medios de comunicación y los líderes occidentales dan tumbos en una constante neblina de amnesia, el movimiento kurdo no olvida nada y esa es su mayor fuerza.

FUENTE: Robin Fleming / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina