Periodista encarcelada: "Nos torturaron y amenazaron de muerte"

Una corresponsal encarcelada de la agencia de noticias de mujeres JinNews, Habibe Eren, informa que fueron torturadas por la policía y amenazadas de muerte.

El 25 de octubre, la policía turca irrumpió en las casas de las periodistas kurdas y las detuvo por cargos de terrorismo. Nueve de las y los once periodistas detenidos fueron puestos bajo custodia en Ankara el 29 de octubre como presuntos miembros de una organización terrorista. Las y los encarcelados son el editor en jefe de la Agencia de Noticias Mezopotamya (MA), Diren Yurtsever, los corresponsales de MA Deniz Nazlım, Selman Güzelyüz, Berivan Altan, Hakan Yalçın, Emrullah Acar y Ceylan Şahinli, y las corresponsales de JinNews Habibe Eren y Öznur Değer. 

La reportera de MA Zemo Ağgöz, que fue arrestada en el mismo juicio, está de baja por maternidad y fue puesta bajo arresto domiciliario. Se impusieron requisitos de presentación de informes al ex aprendiz de MA Mehmet Günhan, quien también fue puesto en libertad.

30 policías con armas largas para cinco periodistas

Habibe Eren es una de las periodistas encarceladas el 29 de octubre. Fue arrestada junto con sus colegas Selman Güzelyüz y Öznur Değer. Eren habló con la agencia de noticias Mezopotamya sobre su arresto y relató: "Tuvimos que sentarnos en una fila, con espacios en el medio. No nos permitieron ningún contacto. 30 policías nos custodiaron en el transporte hacia Ankara. Además de la policía oficiales que iban armados con armas largas, cinco miembros de la gendarmería (policía militar) nos acompañaron. Cuando llegamos a Urfa, vimos que habían traído consigo a reporteros de Mezopotamya Ceylan Şahinli y Emrullah Acar. Estuvimos esposadas ​​durante unas 15 horas, acompañadas por un ejército de policías. Durante este tiempo, no se nos permitió hablar ni contactarnos. No nos quitaron las esposas, excepto durante el descanso para comer y cuando íbamos al baño. Llegamos a Ankara alrededor de la mañana y después de un chequeo en el hospital nos llevaron al departamento de terror del departamento de policía. Allí vimos que había sido un operativo de detención muy extenso. (...) Muchas de nuestras necesidades básicas que pedíamos fueron negadas con las palabras '¿Esto es un hotel aquí?'. Con su trato nos hicieron sentir realmente, por primera vez, de dónde había venido la orden de arrestarnos”.

Torturas y amenazas de muerte

El segundo día, las periodistas fueron llevadas a otra zona para tomarles las huellas dactilares. Eren declaró que allí, el jefe de policía pateó y maltrató a la periodista Öznur Değer alegando que se estaba riendo: "Cuando Öznur se resistió, la pusieron boca abajo en el suelo, la esposaron a la espalda y la arrastraron por las escaleras. Cuando protestamos con todas nuestras fuerzas y les dijimos en la cara que eran torturadores, nos amenazaron, cuando les contestamos que algún día los condenarían por eso, el jefe del departamento de terror respondió: 'Yo he visto muchos izquierdistas, muchos gobiernos, llevo aquí 30 años, no me va a pasar nada, yo soy el estado´. Cuando exigimos que se registrara la tortura, nos respondieron que ´lo escribieran en las paredes´. Mientras seguíamos insistiendo en un informe médico para Öznur en el vehículo policial, apretaron el acelerador y se alejaron. Mientras tanto, Öznur nos dijo que había sido amenazada de muerte. Cuando nos llevaron de regreso al departamento de terror, continuó de la misma manera".

Puesta en escena para la prensa estatal

Eren informó además que las autoridades habían preparado una puesta en escena para la prensa estatal como la agencia de noticias Anadolu. En la fiscalía, todos desfilaron ante la prensa en fila con las manos atadas.

"La Fiscalía anotó cosas que no habíamos dicho"

Eren agregó que nueve fiscales diferentes comenzaron a interrogar a las periodistas al mismo tiempo en el juzgado: "El fiscal al que le di mi declaración me hizo preguntas inadmisibles para obtener una opinión y tenía algunas cosas escritas en el acta que yo no había dicho en absoluto. Cuando mi abogado se opuso a esta situación, el fiscal llamó a la policía e hizo que lo sacaran de la habitación. La policía volvió a ponerme las esposas. De esta manera, firmé el informe esposado sin leerlo, y tuve estar de pie durante aproximadamente una hora y tres cuartos durante la declaración".

Sentencias de arresto dictadas por la policía del terror

Eren comentó que nueve personas, con la excepción de un periodista, fueron llevadas más tarde ante el magistrado. En ese momento, ya era cerca de la medianoche. Ella explicó: "La última declaración se hizo al juez de turno a las tres de la mañana. Los jueces pronunciaron la sentencia después de 10-15 minutos. Antes de que se pronunciara el veredicto, tres oficiales del departamento de terror fueron al juez y le dieron instrucciones. Después del mismo, nos sacaron a todas esposadas ​​del juzgado. Mientras tanto, nos golpearon y nos taparon la boca porque gritábamos la consigna 'Prensa libre no se calla'. Cuando nos subieron al vehículo que era para llevarnos a la prisión de Sincan, otro guardia indicó: '¿Quién hizo esta señal de victoria?' ' Cuando dijimos 'todas', él dijo: 'Vete a pudrirte durante 15 años' y cerró la puerta".

Resistencia exitosa

Las periodistas llegaron a la prisión de mujeres de Sincan alrededor de las cinco de la tarde. Allí fueron desnudadas luego de ser ingresadas. Ante la resistencia de las mujeres, se detuvo la medida represiva. Eren agregó: "Durante dos días tuvimos que esperar en la 'sala de observación'. Durante un día y medio, no nos dieron agua. Aunque les dijimos que un compañera nuestro tenía enfermedad renal, allí no había agua. Solo después de una larga lucha conseguimos 1,5 litros. Cuando nos llevaron a la sala, nos dijeron que el ala había sido despejada dos días antes de nuestro arresto. Durante cinco días, estuvimos retenidas en una sala vacía sin ninguna atención a nuestras necesidades. Solo después de cinco días nuestras necesidades básicas fueron satisfechas después de nuestras repetidas súplicas y decenas de pedidos. Solo después de largas protestas y pedidos nos dieron una silla y una mesa. Sin embargo, las presas siguen privadas de muchas de las necesidades más básicas de la vida diaria".