Islîm Nebo y Nehsan Mamo, a pesar de su avanzada edad, visitan el Cementerio de los Mártires de Kobanê cada viernes y festivos, y asisten a las ceremonias.

Tienen que conducir 45 kilómetros para llegar al cementerio.

Estamos escuchando su historia… Ellos son los padres de Rêvana, una chica de Kobanê. Su hija llevó a cabo un atentado suicida contra los brutales mercenarios del Daesh en Kobanê hace cuatro años.

En el Cementerio de Mártires de Kobanê también hay mártires sin nombre y personas como Rêvana también tienen su tumba.

Al final de cada mes, la gente de Kobanê conmemora a los mártires con velas. Los padres de Rêvana acuden a estas ceremonias.

Y quieren llevar velas a cada tumba. La madre de Rêvana dice con confianza: “Veo un trocito de mi hija en la tumba de cada mártir y puedo sentirla. Cada semana vengo al cementerio un par de veces”.

Hace cuatro años, los mercenarios del Daesh tomaron el control de numerosas calles de Kobanê con armamento pesado y atacaron la pequeña ciudad con ayuda de otros Estados. Decenas de mujeres y hombres kurdos jóvenes resistieron e hicieron el último sacrificio con un Kalashnikov en sus manos.

Muchos jóvenes vinieron a Kobanê y fueron al frente con gran entusiasmo, y cayeron mártires.

El padre de Şehit Rêvana comenta: “Cuando vine aquí, fuimos a las tumbas de los mártires sin nombre. Es cierto, pone “desconocidos”, pero ellos son quienes más acciones llevaron a cabo para limpiar al país de esos mercenarios”.

Miles de acciones heroicas fueron llevadas a cabo durante la resistencia de Kobanê, algunas de ellas no fueron documentadas.

La guerra todavía está en marcha y Kobanê representa la leyenda de un heroísmo único.

Hace cuatro años, mujeres y hombres kurdos lucharon contra las radicales fuerzas oscuras derrotándolas y reemplazando su oscuridad con nuevos valores y creencias.