Pakhshan Azizi, una activista kurda que ha estado detenida durante casi un año, ha sido condenada a muerte por el Tribunal Revolucionario Islámico de Teherán acusada de “insurrección armada” (baghi) por su pertenencia al Partido de la Vida Libre del Kurdistán (PJAK), informó la Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN).
Tras el veredicto, las presas políticas de la prisión de Evin organizaron una sentada de protesta en el patio de la prisión durante varias horas.
Según KHRN, los abogados de Azizi fueron informados del veredicto el 23 de julio, que fue emitido por la Sección 26 del Tribunal Revolucionario Islámico, presidido por el juez Iman Afshari.
Al mismo tiempo, el hermano de Azizi, Aso Azizi, anunció en su cuenta personal de Instagram que otros tres miembros de la familia que fueron arrestados junto con su hermana habían sido condenados a prisión.
Azizi fue acusada de “insurrección armada” (baghi) por la Sección Quinta de la Fiscalía de Seguridad de Evin en febrero, y las sesiones judiciales se celebraron el 28 de mayo y el 16 de junio.
A la prisionera se le negó el acceso a un abogado desde el momento de su arresto hasta su acusación y traslado al Tribunal Revolucionario Islámico.
Azizi, una trabajadora social de Mahabad, provincia de Azerbaiyán Occidental, y graduada de la Universidad Allameh Tabataba'i de Teherán, fue arrestada por el Ministerio de Inteligencia en Teherán el 4 de agosto de 2023 y llevada al pabellón 209 de la prisión de Evin.
Varios miembros de su familia también fueron arrestados al mismo tiempo, pero fueron liberados después de varios días de interrogatorio.
Durante su detención, a Azizi se le negaron visitas familiares y representación legal, y fue sometida a tortura para extraerle confesiones forzadas.
El 11 de diciembre de 2023, fue trasladada del pabellón 209 al pabellón de mujeres de la prisión de Evin.
Desde el 6 de julio, el consejo disciplinario de la prisión le niega a Azizi las visitas y el contacto con su familia.
Recientemente escribió una carta desde la prisión detallando su duro arresto, la severa tortura durante la detención, los cinco meses de confinamiento solitario y sus luchas como mujer kurda.
Azizi ya había sido detenida por las fuerzas de seguridad en el pasado. La primera vez que fue detenida fue el 16 de noviembre de 2009, durante una reunión de estudiantes kurdos y kurdas en la Universidad de Teherán para protestar contra las ejecuciones por motivos políticos en el Kurdistán. Fue puesta en libertad bajo fianza cuatro meses después y más tarde abandonó Irán, donde vivió en los últimos años en la región del Kurdistán iraquí.
Durante el ataque del Estado Islámico (EI) en Rojava (Kurdistán sirio), trabajó como trabajadora social para ayudar a los refugiados en la región.
La sentencia de muerte de Azizi coincide con el caso de otra activista kurda, Warisha Moradi, miembro de la Sociedad de Mujeres Libres del Kurdistán Oriental (KJAR), que espera ser sentenciada por cargos similares tras su arresto en Sanandaj, provincia del Kurdistán.