Zeynab Jalalian, una prisionera política kurda detenida en Irán que ha estado cumpliendo cadena perpetua durante 17 años, no está recibiendo tratamiento médico a pesar del deterioro de su salud, informó la organización de derechos humanos HRANA, citando información de la familia de la prisionera.
Jalalian sufre varios problemas de salud como resultado de las malas condiciones carcelarias y el maltrato en las cárceles iraníes. Además de la enfermedad cardíaca y la visión deteriorada, está parcialmente paralizada y lucha contra enfermedades intestinales y renales, así como infecciones crónicas de dientes y mandíbulas, que afectan gravemente su capacidad para comer y tragar.
Según HRANA, Jalalian se sometió a un examen médico final el otoño pasado. El personal médico recomendó un tratamiento adecuado en un hospital externo, pero las autoridades penitenciarias de Yazd se negaron a trasladarla. "Esta situación aumenta la preocupación de su familia por su salud", dijo HRANA.
Zeynab Jalalian nació en 1982 en una aldea cerca de Maku y se involucró en el movimiento por los derechos de las mujeres en Irán a una edad temprana. En la primavera de 2008, fue detenida en Kermanshah y torturada brutalmente durante ocho meses en un centro gestionado por el Ministerio de Inteligencia iraní antes de ser condenada a muerte en un juicio injusto por "enemistad contra Dios" acusada de pertenecer al Partido por una Vida Libre en el Kurdistán (PJAK). Tras las protestas internacionales, la pena de muerte de Jalalian fue conmutada por cadena perpetua en 2011. Actualmente es la única reclusa en Irán que cumple esta condena. En los últimos años, Jalalian también ha sido chantajeada repetidamente por el régimen para que firme una "declaración de arrepentimiento" escrita de antemano. A cambio, le prometieron tratamiento médico e incluso libertad condicional, a la que se negó.