Más de mil casos de violencia contra las mujeres en el Kurdistán del Sur

Al menos dos feminicidios en octubre en el Kurdistán del Sur, y cinco suicidios de mujeres. El mes pasado se registraron un total de 1.117 casos de violencia machista.

En el Kurdistán del Sur (norte de Irak) se cometieron al menos dos feminicidios en octubre, y otras cinco mujeres se suicidaron. El mes pasado se registraron un total de 1.117 casos de violencia machista. Esta es la conclusión del Departamento de Prevención de la Violencia contra la Mujer, dependiente del Ministerio del Interior del gobierno regional de Hewlêr.

Según las estadísticas, los feminicidios se produjeron en Suleimaniya y Hewlêr (Erbil). Se registraron además tres suicidios en Duhok, uno en Hewlêr y otro en Raperîn. Un total de nueve mujeres se prendieron fuego y están vivas con heridas de gravedad. Otras 18 mujeres sufrieron violencia sexual.

Con los casos de octubre, 18 mujeres han sido víctimas de feminicidio en el Kurdistán del Sur desde principios de año. Además, 50 mujeres han muerto por quemaduras. Según el Departamento de Prevención de la Violencia contra la Mujer, el número de casos denunciados de violencia sexual es de 127, pero las organizaciones independientes de mujeres temen que el número de casos no denunciados de feminicidio y violencia contra la mujer sea mucho mayor.

Apenas hay medidas de prevención y educación

La Organización de Mujeres Libres del Kurdistán (Rêxistina Jinên Azad ên Kurdistanê, RJAK) ha señalado en repetidas ocasiones que la violencia doméstica es uno de los mayores problemas sociales en el Kurdistán Sur, que sólo puede resolverse mediante la interacción de todas las fuerzas sociales. En consecuencia, el requisito previo para ello es una actitud común para condenar y poner fin a la violencia contra las mujeres y apoyar a las afectadas. Lo que falta en el Kurdistán del Sur a nivel sociopolítico son medidas de prevención e intervención destinadas a prevenir la violencia, proteger contra ella o cambiar el comportamiento violento. El trabajo de relaciones públicas desempeña un papel crucial para hacer visible la violencia contra las mujeres, educar a la gente sobre el problema y llegar al mayor número posible de personas para sensibilizar a todos los grupos de población. Sin embargo, para romper el ciclo, en gran medida intergeneracional, de la violencia contra las mujeres, faltan medidas o falta de voluntad por parte de la élite política.