Suhat Ruayîb es una de las personas que huyeron de la crueldad de las pandillas de ISIS y se refugiaron con las SDF. Ella describe cómo el sistema deshumanizante de ISIS los rodeaba mientras ella habla de su huida. Ella no puede digerir aún, haber dejado su hogar, país y recuerdos pero inhala profundamente mientras cuenta que "afortunadamente, hemos llegado aquí seguros".
Cada uno de ellos venía de un lugar diferente; Raqqa, Tabqa, Maskanah, Sihelba y otras regiones ocupadas, para huir de ISIS y llegar a las zonas seguras bajo el control de las SDF.
Suhat Ruayîb, que pudo escapar de las pandillas de ISIS, le contó sus experiencias a ANF.
"Caminamos hasta que nuestros zapatos se rompieron"
Ruayíb es una de las decenas de miles de personas que pudieron escapar a la crueldad de ISIS. Lloró en medio de polvo y humo. Ella caminó en el desierto durante 35 días después de dejar Maskanah. Cada etapa de su viaje desafiante era un conflicto entre ser atrapado a la muerte y ser liberado finalmente. Hizo un esfuerzo implacable, como los otros. Cruzaban desiertos y llanuras. A veces tenían la suerte de encontrar agua. No podían parar en ninguna parte, "porque ISIS nos disparaba, caminamos hasta que nuestros zapatos se rompieron", contó.
El marido de Ruayîb interviene en la entrevista y habla de la esperanza creada por las SDF: "Escuchamos que los combatientes de SDF fueron muy respetuosos y amables con la gente, nuestra esperanza creció y finalmente logramos alcanzarlos".
"Los negociantes de guerra son también de ISIS"
Ruayîb cuenta de una sucia trama de ISIS de los negociados de guerra, donde personas pro-ISIS evacuan a miles de familias de áreas ocupadas por ISIS a cambio de dinero. Ruayíb dice: "Algunos comerciantes nos compraron, algunos nos vendieron, ambas partes fueron de ISIS, así es como conseguimos escapar de la ocupación".
"Aún así, estoy agradecida"
Suhat Ruayîb habla de la ciudad de Mascana y de su casa allí, entre lágrimas. Ella señala a sí misma y a los demás, que estar sin hogar lo hace uno miserable: "Tuvimos que dejar todo atrás, nuestros campos, años de trabajo, recuerdos, los dejamos a todos atrás" . Suhat toma aliento, limpia sus lágrimas, mira a su familia y añade con esperanza: "Afortunadamente, hemos llegado aquí sanos y salvos".