Superar la violencia con la revolución de las mujeres y el Confederalismo Democrático

La violencia contra las mujeres no se limita únicamente a las mujeres, sino que abarca a toda la sociedad y la naturaleza. Para combatirla, se requiere un enfoque holístico.

REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES

La violencia contra las mujeres es la forma más antigua e institucionalizada de violencia. Sus raíces se encuentran en la ruptura de las relaciones entre mujeres y hombres. Hoy en día, todas las formas de violencia, desde el saqueo de la naturaleza hasta las guerras mundiales, se alimentan de esta ruptura. Por lo tanto, la violencia contra las mujeres no se limita únicamente a las mujeres, sino que abarca a toda la sociedad y la naturaleza. Para combatirla, se requiere un enfoque holístico.

Para entender mejor la cuestión, puede resultar más ilustrativo examinar la violencia contra la mujer en dos categorías fundamentales: la violencia ejercida por los hombres sobre las mujeres y la violencia dirigida contra ellas por el Estado. Aunque se las puede tratar como categorías separadas, son simplemente dos caras de la misma moneda. Aunque sus intereses pueden entrar en conflicto en ocasiones, lo más frecuente es que trabajen juntos en un marco de cooperación, formando una alianza incuestionable y casi sagrada. Si bien los hombres son responsables de la violencia en el hogar, en la esfera pública o en las calles, esta responsabilidad es compartida entre los hombres y el Estado. En el hogar, los hombres utilizan la violencia para imponer sus propias reglas y afirmar su poder sobre las mujeres, mientras que el Estado hace cumplir las normas jurídicas, castiga a quienes no las cumplen y mantiene su autoridad mediante sanciones.

Por ejemplo, hay poca diferencia entre el padre que mató a su hija de cuatro años en la India en 2015 porque no se cubría la cabeza y Jina Amini, asesinada el 16 de septiembre de 2022 porque se le veía un mechón de pelo. Uno de los perpetradores ejercía la autoridad de ser padre, mientras que el otro utilizó el poder de ser un Estado.

¿Por qué el Estado interfiere en la vida de las mujeres?

¿Por qué un Estado se preocupa por lo que visten o no visten las mujeres, por cuándo se casan o si se casan, por cuántos hijos tienen o no, por si van a la escuela, conducen un coche o cantan? ¿Por qué castiga a las mujeres por no cumplir estas reglas? Esto se debe a que el Estado considera los esfuerzos de las mujeres por alcanzar la libertad -una lucha que se encuentra en la base misma de su estructura de poder- como una amenaza existencial. La rebelión contra la forma más antigua de explotación tiene el potencial de desencadenar el colapso de todas las formas de explotación. Por esta razón, los Estados temen la búsqueda de la liberación de las mujeres más que a casi cualquier otra cosa y no dudan en emplear toda su autoridad y poder para reprimir los movimientos que surgen en apoyo de las mujeres.

Rêber Apo (Abdullah Öcalan), el líder kurdo, afirmó la famosa frase: “La masacre de mujeres es más peligrosa que la masacre de culturas o pueblos”, porque destruir a las mujeres es destruir la vida misma. Además, debido al papel central que ocupan las mujeres en la vida social, la violencia infligida a ellas se extiende inevitablemente a la sociedad en su conjunto. Las guerras modernas, aparentemente interminables y cada vez más enredadas, se alimentan de la ruptura de las relaciones entre hombres y mujeres. Esta ruptura es la raíz del poder, la jerarquía y la explotación. La violencia surge de esta fuente. Así, surge una verdad innegable: una condición esencial para poner fin a las guerras en el mundo es la erradicación de la violencia contra las mujeres. Sin lograr la paz entre hombres y mujeres, no puede haber paz en el mundo.

La persecución de las mujeres en tiempos de guerra

A lo largo de la historia, las mujeres han sido el blanco principal en épocas de intensificación de las guerras, y sus cuerpos han sido utilizados como vehículos para transmitir el mensaje de guerra. Esto se ha manifestado de diversas maneras, ya sea durante conflictos tribales que implican el rapto de novias o en batallas entre dos potencias opuestas. En el fondo se encuentra la noción de que las mujeres son mercancías que pertenecen a los hombres, o que matar a una mujer es una señal de “hombría”. Esta mentalidad reduce los cuerpos de las mujeres a meras herramientas para enviar mensajes.

Un ejemplo claro de la historia reciente es el trato dado al cuerpo de Ekin Van, una activista kurda asesinada por el Estado turco durante la resistencia por el autogobierno. El 15 de agosto de 2015, su cuerpo, asesinado cinco días antes, fue exhibido públicamente y las imágenes se distribuyeron a través de los medios de comunicación para profundizar el trauma de la masacre. De manera similar, durante el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, el cuerpo de la soldado armenia Asuh Apetyan fue profanado, y en la guerra entre Israel y Hamás, las mujeres rehenes sufrieron una violencia indescriptible. Durante la ocupación de Afrin, mujeres como Barîn Kobanê y, en Rojava, Hevrîn Xelef, no solo fueron asesinadas sino también sometidas a mutilación corporal y exposición pública. Estos actos tenían como objetivo enviar un mensaje a las comunidades a las que pertenecían estas mujeres.

En los sistemas patriarcales, destruir a las mujeres equivale a destruir el tejido social y a lanzar una advertencia de sumisión. La difusión pública de tales atrocidades amplifica la violencia más allá del individuo, extendiéndola a toda la sociedad. Al utilizar los cuerpos de las mujeres, se comunican a todos mensajes brutales de terror y dominación.

Las mujeres como objetivos en la lucha por la libertad

En los últimos años, numerosas mujeres que han liderado la lucha por la libertad han sido atacadas y asesinadas. Los feminicidios políticos han aumentado drásticamente. En 2013, Sakine Cansız, Fidan Yıldırım y Leyla Şaylemez fueron asesinadas en París (1); en 2016, Berta Cáceres, activista medioambiental, fue asesinada en Honduras (2). El 5 de enero de 2016, Seve Demir, Pakize Nayır y Fatma Uyar fueron asesinadas en Silopi (3); el 4 de octubre de 2022, Nagihan Akarsel fue asesinada en Sulaymaniyah (4). El 23 de diciembre de 2022, Evin Goyî fue asesinada en París, mientras que Berivan Zilan perdió la vida en Sulaymaniyah ese mismo año. En 2023, Mursal Nabizada fue asesinada en Kabul (5) y Rehan Amude fue asesinada en Qamishlo (Rojava). Estas muertes forman parte de un patrón en el que las fuerzas autoritarias y patriarcales de todo el mundo ven a las mujeres líderes como amenazas y por eso las eliminan.

Las mujeres que buscan construir una vida libre, igualitaria y sin violencia –y que luchan activamente por estos ideales– se convierten en blanco de la violencia. Las guerrilleras que luchaban por la liberación en las montañas fueron asesinadas mediante métodos que equivalían a crímenes de guerra. Las cárceles se han llenado de mujeres líderes políticamente activas. A pesar de ello, las mujeres encarceladas han denunciado las políticas opresivas de los regímenes fascistas. Por ejemplo, Garibe Gezer, sometida a un trato degradante en prisión, declaró: “Mi cuerpo me pertenece”, y a través de su resistencia reveló que la voluntad humana es más fuerte que la violencia.

La resistencia de las mujeres contra la opresión patriarcal

A pesar de los obstáculos que plantean los sistemas patriarcales y fascistas, las mujeres persisten en sus esfuerzos por liberar la vida. Demuestran su determinación de transformar un sistema carente de justicia y compasión, y así construir una existencia libre. La lucha que las mujeres han librado contra el sistema patriarcal en el primer cuarto del siglo XXI sugiere que este siglo puede convertirse en un “siglo de las mujeres”.

En todo el mundo persisten las políticas de feminicidio. El surgimiento de movimientos como Ni Una Menos en Argentina, en 2015, que protesta contra las visiones patriarcales que enmarcan el acoso y la violación como una vergüenza para las mujeres; el movimiento #MeToo, que expuso a los perpetradores de violencia sexual; y el movimiento Las Tesis, que declaró que el acoso y la violación son crímenes patrocinados por el Estado, son solo algunos ejemplos. Estos movimientos ponen de relieve la actual crisis mundial del sistema patriarcal.

Las mujeres están expresando su rebelión y sus objeciones con más fuerza que nunca, transformando sus protestas en movimientos globales. Esta marea creciente refleja una determinación colectiva de desmantelar los sistemas de opresión y reemplazarlos por alternativas más justas y humanas.

El papel único del Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán

Cabe destacar que el Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán ocupa una posición única por su enfoque, que ha inspirado a mujeres de todo el mundo y ha proporcionado métodos para abordar problemas profundamente arraigados. Con más de 40 años de lucha, su perspectiva ideológica, su capacidad organizativa y el desarrollo de mecanismos de autodefensa ofrecen esperanza a las mujeres de todo el mundo.

El 25 de noviembre de este año, el Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán emitió una declaración en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La declaración esbozaba estrategias para abordar las crisis creadas por el sistema patriarcal. Paso a paso, el movimiento ha ido construyendo una revolución de las mujeres y ha demostrado, a través de sus experiencias, la necesidad de luchar junto a los movimientos mundiales de mujeres. La declaración destacaba la importancia de la organización, las alianzas transnacionales entre mujeres y la autodefensa, afirmando la necesidad de un cambio sistémico profundo. También hizo un llamamiento a las mujeres para que vayan más allá de las reformas simbólicas que se ofrecen como apaciguamiento y emprendan una revolución transformadora de las mujeres.

La necesidad de organización, alianzas y autodefensa

En un mundo donde la violencia está tan profundamente arraigada, es sistémica y globalizada, las mujeres deben intensificar sus esfuerzos organizativos y ampliar las redes de solidaridad. La campaña del Movimiento de Mujeres de Kurdistán lanzada en agosto de 2023, titulada “En solidaridad con las mujeres afganas y Shengal contra los ataques hegemónicos masculinos”, es un poderoso ejemplo de cómo tales esfuerzos son posibles bajo cualquier circunstancia (6).

Entre las prioridades de la lucha de las mujeres por la libertad, la autodefensa es uno de los pilares más importantes, junto con la organización y el avance del movimiento. Sin autodefensa, es imposible desafiar al sistema patriarcal-capitalista organizado o proteger los logros de la liberación de las mujeres. Las mujeres, como colectivo, tienen derecho a la justicia frente a la historia y el sistema patriarcal. Por lo tanto, tienen derecho a desarrollar mecanismos de autodefensa en todas las esferas de la vida.

Autodefensa: un pilar de liberación

Es evidente que no se puede garantizar ningún logro sin los medios para defenderlo. Una vida que no se puede defender nunca es verdaderamente nuestra. Hace tan sólo ocho años, el mundo fue testigo de cómo se vendían mujeres en los mercados. Esta cruda realidad subraya la necesidad de la autodefensa como el primer y más fundamental principio de una vida libre. Una vida que se defiende es una vida valiosa, y sólo una vida defendida puede preservarse.

El Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán ha demostrado que la autodefensa no es simplemente una herramienta de reacción, sino una estrategia fundamental para construir y mantener la libertad. Este principio sigue resonando como un llamado a las mujeres de todo el mundo: una vida liberada requiere la fuerza para defenderse a toda costa. El llamado del KJK (Comunidad de Mujeres de Kurdistán) no era sólo para impulsar la revolución de las mujeres, sino también para promover el confederalismo mundial de mujeres. El confederalismo mundial de mujeres es un modelo organizativo que logra un equilibrio óptimo entre lo local y lo universal. Es una organización democrática donde todas pueden mantenerse al margen de sus diferencias, sentir que su existencia tiene sentido y unir sus fuerzas. Esto no es una mera fantasía o utopía; en medio de una guerra feroz, las mujeres del noreste de Siria han estado luchando por construir una vida libre a través del modelo del confederalismo durante años.

¡Cuando todas las mujeres del mundo se unan, el poder patriarcal terminará!

Notas:

(1) El 9 de enero de 2013, durante las negociaciones con Reber Apo, tres políticas kurdas fueron asesinadas a tiros en París. Sakine Cansız fue una de las fundadoras del PKK y una mujer dirigente.

(2) Berta Cáceres, quien lideró la lucha contra las políticas de las grandes corporaciones que destruyen tierras y naturaleza, fue asesinada a tiros en su casa. Durante este período, muchas mujeres líderes fueron asesinadas.

(3) El 5 de enero de 2016, tres mujeres que organizaban trabajo social sobre el terreno y desarrollaban la lucha por la libertad de las mujeres fueron asesinadas a tiros en medio de la calle.

(4) Una integrante de la Academia de Jineoloji, que buscaba descubrir el conocimiento de las mujeres a través de estudios de la Jineoloji, fue asesinado en medio de la calle en Sulaymaniyah por individuos enviados por el Estado turco.

(5) Mursel Nebizade, exparlamentaria antes de que los talibanes entraran en Kabul en 2021, fue asesinada a tiros en su casa. Los informes han documentado que después de que los talibanes tomaron el control de Kabul, cientos de mujeres fueron asesinadas.

(6) Las mujeres kurdas, que enfrentan ataques diarios del Estado turco, organizaron esta campaña entre el 3 y el 15 de agosto, destacando que la lucha de las mujeres es universal y debe abordarse de esta manera.

FUENTE: Elif Kaya / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina