Según informes desde el terreno, Rohat Îbo, de 24 años, y sus dos compañeras del pueblo de Kurzele, en el distrito de Sherawa, fueron apresadas por los invasores cuando pasaban por el puesto de control de Qews, situado en la carretera Afrin-Azaz.

Al parecer, las tres mujeres trabajaban para la Media Luna Roja de Qatar y regresaban del trabajo desde la aldea de Chumke. Se desconocen en qué situación se encuentran las tres mujeres.

La familia de Rohat Ibo declaró que quería ver a su hija, pero vio rechazada su petición.

El puesto de control de Qews se ha convertido en uno de los más notorios de la región de Afrin, donde se secuestran personas con diversas excusas.

El Estado turco construyó un régimen de terror en las regiones que ocupó en el noreste de Siria, especialmente en Afrin, que está bajo la invasión turca desde marzo de 2018. En Afrin, convertida en escenario de crímenes de guerra sistemáticos, los secuestros, las ejecuciones, las torturas, los saqueos y los desplazamientos forzados se convirtieron en rutinas diarias.

Entre el inicio de la operación de invasión de Afrin, el 20 de enero de 2018, y la conclusión de 2020, los invasores mataron al menos a 637 civiles y secuestraron a 7.800. 

Según el balance de las organizaciones no gubernamentales de Afrin sobre los crímenes cometidos por el Estado turco y sus mercenarios contra las mujeres en Afrin, 84 mujeres han sido asesinadas en Afrin desde el 18 de marzo de 2018. Seis de estas mujeres acabaron con su vida porque no pudieron soportar lo que habían pasado. Más de mil mujeres fueron secuestradas por los mercenarios en diferentes fechas. El destino de muchas sigue siendo desconocido. Se cometieron delitos de abuso sexual contra 71 mujeres.