África: nuevo ciclo de luchas anticoloniales frente a un nuevo avance del imperialismo extractivista

El golpe de Estado y las movilizaciones en Níger trascienden el territorio. Esta es una aproximación a la historia colonial para intentar entender el presente de este continente.

Un nuevo ciclo de resistencias anticoloniales populares y armadas, se vienen levantando en los países africanos en rechazo al avance de los poderes y  capitales coloniales europeos que, al igual que en Latinoamérica, llegan para invertir en proyectos extractivos mineros, energéticos y agroalimentarios y que vienen avanzando a un paso acelerado sobre los territorios africanos.

Desde Internacionales ANRed venimos intentando seguir lo que pasa en el continente hermano, entendiendo que partimos desde un desconocimiento profundo sobre África, su historia y las trayectorias políticas de sus países y regiones, pero que además, mucho de lo que nos llega a Latinoamérica está mediado por miradas coloniales del Norte Global.

Figura 1: El Reparto de África tras la Conferencia de Berlín en 1884

 

Sin embargo, encontramos más que necesario buscar el modo de acercarnos y comprender el ciclo de luchas que están sucediendo, en medio de un contexto de disputa global entre la Unión Europea, el Reino Unido, Estados Unidos y China por el control de los recursos naturales esenciales para el nuevo ciclo tecnológico que se avecina, y una muy posible reconfiguración de los mapas productivos globales.

Golpes de Estado y la resistencia al poder colonias francés

Resulta contradictorio vincular el concepto "Golpe de Estado" con el de "resistencia al poder". En algunos casos se ve mas clara la distinción y podemos hablar de Revolución, pero en otros resulta mas complejo. En esa contradicción navega África. Esa complejidad hace que nos sea difícil comprender y explicar una enorme diversidad de contextos de un continente con mas de 2000 lenguas nativas, 54 países reconocidos por la comunidad internacional, otros no reconocidos y 10 dependencias coloniales.

El uranio es el principal recurso natural que posee Níger, y es un recurso escaso en el mundo. Actualmente Níger produce el 5% del uranio en el mundo. Es uno de los 7 principales productores del mundo, Junto a Kazajitán, Rusia, Australia, Uzbekistán, Namibia y Canadá. Kazakistán, aliado de Rusia, produce el 46% del Uranio, sumado al 6% de Rusia y el 7% de Uzbekistán, ese eje ya controla casi el 60% de ese recurso fundamental para la energía nuclear. Además de que una de cada tres bombitas de luz en Francia utilizan energía nuclear derivada del uranio que viene de Níger, en un contexto de crisis energética, también aparece otro alerta vinculado al control global del uranio en un contexto de guerra… controlar el insumo nuclear.

Fuente NatGeo

Esta contradicción aparece en el contexto actual a partir del reciente golpe de Estado en Níger. Un levantamiento militar derroca a un gobierno fuertemente cuestionado y sin legitimidad popular, que había sido elegido por elecciones democráticas pero con una oferta condicionada por occidente en un país, como otros de la región, muy sometido a la injerencia francesa. Este golpe de Estado tiene una particularidad que es un llamado de atención a la geopolítica global: la presencia de Rusia. Manifestantes, en nombre de su libertad reivindican a Putin y se oponen a Francia.

La junta suspendió los acuerdos mineros (de uranio en particular, clave para la energía nuclear francesa), los acuerdos militares (que incluían una base permanente de 1500 militares franceses y libertad de operación para grupos de elite). Francia ya inició una evacuación de emergencia de todo su personal, a lo que se suma la evacuación de otros países occidentales, algo muy recurrente que suele suceder cuando los imperios que se desmoronan.

Las tensiones en ascenso, tras la quita de ayuda humanitaria por parte de occidente, no descartan una intervención militar en Níger por parte de occidente, es decir, una invasión. Las tensiones fueron creciendo en los últimos días donde, no solo Francia sino también Estados Unidos, empezaron a presionar tanto a la junta nigerina para restablecer el gobierno anterior como a sus vecinos para una probable invasión.

La opción militar divide a los países del continente africano e incluso a los miembros de la propia CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental). Por el momento, los gobiernos de Nigeria, Benín, Costa de Marfil y Senegal han confirmado de una manera clara la disponibilidad de sus ejércitos para intervenir en territorio nigerino. En el otro extremo, Mali y Burkina Faso, se oponen al uso de la fuerza y señalan que cualquier intervención en Níger equivaldría a una declaración de guerra también contra ellos. Guinea, Argelia y Chad, se sumaron a los anteriores oponiéndose a la invasión.

Por su parte, Francia también ha suspendido la totalidad de su ayuda económica a Burkina Faso, como represalia por este alineamiento.

Luego de que Francia haya desaconsejado viajar a la región, Air France suspendió temporalmente los vuelos a las capitales de Mali y Burkina Faso. La compañía francesa ha alegado que esto se debe a la necesidad de ajustar las rutas al cierre del espacio aéreo de Níger. El mismo había coincidido con el cierre del ultimátum que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) había a los militares en el poder para restaurar el orden.

Mientras esto sucede en Níger, mas al este, Sudán atraviesa una interminable guerra civil con la complicidad por acción u omisión de occidente, y recientemente en Amhara (Etiopia) estalló una nueva crisis. Allí, el gobierno de la región de Amhara, en el noroeste de Etiopía, ha solicitado al gobierno federal que intervenga, desplegando al ejército federal, ante la escalada de violencia en la región. La situación en Amhara ha ido empeorando progresivamente desde que el gobierno ordenó, el pasado mes de abril, la disolución de las fuerzas de seguridad regionales provocando el estallido de protestas y enfrentamientos armados.

Confictos y disputas del Norte Global por los recursos de África y las rutas comerciales

Hasta las últimas décadas del Siglo XIX, Europa se había servido de las costas africanas para proveerse de mano de obra esclava para sus colonias en todo América. Sin embargo, no fue hasta entrada la segunda mitad del siglo XIX que Europa ingresó dentro del continente africano a controlar el territorio y administrarlo colonialmente.

Las continuas disputas entre los países europeos por el control de las nuevas rutas interiores y las nuevas fuentes de recursos naturales para la expansión industrial llevó a que se buscara una salida “pacífica” entre los países europeos. Se convocó entonces la Conferencia de Berlín en 1884, donde se realizó la llamada “Repartición de África”, estableciendo nuevas fronteras, nuevos estados y una nueva división territorial en el continente de acuerdo a los dominios europeos y sus acuerdos intra-coloniales. El entonces Imperio Otomano también jugó un papel relevante-cuya posición estratégica fue heredada por el Estado de Tuquía- conectando las rutas de África y Medio Oriente.

Francia e Inglaterra encabezaron el avance colonial sobre África y lograron un mayor poder territorial que las demás potencias europeas, lo que llevaría a las tensiones que provocaron la Primer Guerra Mundial. Si bien Francia se quedó con aquellos países con salida al Océano Atlántico y mayor cercanía al continente europeo -desde donde se supo organizar el tráfico de personas esclavizadas-, el Reino Unido logró el control de la cara oriental del continente, permitiéndole al norte oriental controlar el Canal de Suez en territorio egipcio, lograr una salida directa hacia el Océano Índico conectando rutas con sus colonias en Asia, como India y Pakistán, así como conectar con la Ruta de la Seda oceánica que controlaba China y que llegaba a Australia y Nueva Zelanda a finales del Siglo XIX. Nigeria, actual centro petrolero de África, quedó bajo dominio inglés pero rodeado de los dominios franceses y en control de Sudáfrica les permitió a los piratas seguir controlando el lado sur inter-oceánico.

Si bien sabemos y conocemos algunos de los procesos de liberación e independencia que se dieron en el continente durante la década de los 50s y 60s -y que luego en Latinoamérica hicieron resonar los nombres de Patrice Lumumba, Thomas Sankara, Haile Selassie, Nelson Mandela, y como teórico Franz Fanon como referentes visibles del proceso-, suelen ser escasas las referencias que tenemos en Latinoamérica sobre los procesos de liberación africanos y lo que fue la derrota de las perspectivas emancipatorias.

Gran parte del proceso de independencia fue organizado por las mismas Naciones Unidas, dando como resultado la emergencia de nuevos modos de dominación neocolonial a través del Comercio Internacional y los acuerdos desiguales entre los Estados Europeos y los administradores locales de los nuevos Estados africanos, que dieron lugar a las nuevas elites y clases medias modernas del continente.

Igual que en Latinoamérica, las últimas décadas en África han sido de avanzada extractivista sobre los territorios, provocando fuertes transformaciones en las diferentes sociedades, así como un intenso proceso de expulsión poblacional emigratoria, tal vez la consecuencia más visible del saqueo africano para el resto del mundo. Las pujas entre diferentes potencias por los recursos naturales que abundan en África hoy tienen a medio continente en plena revuelta. Si en los 60s la Guerra Fría hacía que hubiera cierta influencia de la Unión Soviética, hoy es Rusia en plena Guerra con Ucrania quien entra en el juego de las disputas apoyando algunos de los sectores en resistencia.

Fuente: Agencia de noticias Anred.org