Kaya: “El enfoque del gobierno respecto al proceso es insuficiente”
Ahmet Kaya afirma que definir el proceso actual únicamente como “poner fin al terrorismo” ignora las legítimas demandas del pueblo kurdo.
Ahmet Kaya afirma que definir el proceso actual únicamente como “poner fin al terrorismo” ignora las legítimas demandas del pueblo kurdo.
Ahmet Kaya, co-presidente del Partido Humanitario y de la Libertad (PIA), habló con ANF sobre el proceso iniciado tras la decisión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de poner fin a su lucha armada en respuesta al llamamiento de Abdullah Öcalan. Kaya afirmó que el enfoque actual del gobierno dista mucho de aprovechar al máximo esta oportunidad histórica. Añadió: “Los reflejos centrados en la seguridad conllevan el riesgo de bloquear el diálogo político y las aperturas democráticas en el futuro. Un marco tan estrecho tiende más a suprimir y profundizar los problemas que a lograr una auténtica paz social”.
Kaya señaló que, en los últimos años, Turquía ha abordado la cuestión kurda bajo la sombra de un conflicto prolongado. “La reciente decisión del PKK de poner fin a la lucha armada refuerza la posibilidad de devolver el asunto al terreno político para su debate y resolución. Este es un punto crítico, tanto para el Estado como para la sociedad. Pero ya debemos haber aprendido que la paz no significa simplemente el silencio de las armas. La verdadera resolución requiere la construcción de un orden democrático que satisfaga las demandas políticas, culturales y sociales del pueblo kurdo”.
Kaya enfatizó que la cuestión kurda no es solo un asunto político, sino también profundamente social: “Abordarla con acusaciones mutuas, retórica excluyente o reflejos nacionalistas solo daña aún más un tejido social ya frágil. El lenguaje utilizado en los medios de comunicación y la política actual a menudo intensifica las tensiones en lugar de calmarlas, y esto se convierte en un serio obstáculo para el proceso de paz”.
Kaya se refirió a esfuerzos pasados y agregó: “Los pasos positivos dados durante el proceso de paz, como el acuerdo de Dolmabahçe y los intentos de acercamiento democrático, tuvieron un impacto significativo en la sociedad. Sin embargo, el endurecimiento de la postura del Estado y las subsiguientes inconsistencias dañaron gravemente la confianza pública. Debemos aprender de esa experiencia. El espacio para el debate no debe basarse en la hostilidad; debe basarse en el pluralismo y la empatía”.
Una Turquía sin terrorismo es un término inapropiado.
Ahmet Kaya enfatizó que enmarcar la cuestión kurda únicamente en torno a la "seguridad" o el "fin del terrorismo" es uno de los mayores obstáculos para la paz. Señaló que este enfoque limitado se utiliza a menudo deliberadamente para ocultar las demandas más amplias y legítimas del pueblo kurdo. Kaya subrayó que reducir la cuestión kurda al problema de la violencia es una maniobra política diseñada para posponer una verdadera resolución: "El lema 'una Turquía sin terrorismo', ya sea utilizado conscientemente o no, conlleva el riesgo de criminalizar las demandas del pueblo kurdo. Sin embargo, una gran parte de esta población busca el fin de la violencia, al tiempo que lucha por derechos fundamentales como la educación en su lengua materna, un gobierno local empoderado y la justicia en la representación democrática. Cualquier enfoque que no reconozca ambas realidades solo reproducirá el estancamiento".
Kaya enfatizó que mantener una era no violenta no se puede lograr con políticas de seguridad, sino con valentía política y reformas democráticas. Para que el proceso se estabilice y se base en avances concretos, instó al Estado a tomar medidas inmediatas para atender las demandas del pueblo kurdo:
—Derecho a la educación en la lengua materna: “El uso público del kurdo y el reconocimiento del derecho a la educación en la lengua materna son inaplazables. Este derecho no es solo cultural, sino que también sienta las bases psicológicas para la igualdad”.
—Reforma de la gobernanza local: “El nombramiento de fideicomisarios estatales ha despojado al pueblo kurdo de su derecho a votar y ser elegido. La destitución de alcaldes electos ha dañado gravemente la confianza pública en la política. Estas prácticas deben cesar y debe fortalecerse la autonomía de las administraciones locales”.
—Enfrentando el pasado: “Incidentes como la masacre de Roboski, las desapariciones forzadas y el desplazamiento forzado siguen siendo heridas abiertas en la memoria colectiva. Un verdadero reconocimiento de estos acontecimientos es fundamental para generar confianza”.
—Ampliación del espacio político: “El Partido por la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (Partido DEM) y otros partidos kurdos son constantemente criminalizados. Reducir el espacio político socava la legitimidad de los representantes. Por el contrario, debe fomentarse la participación política y garantizarse el derecho a la expresión y la organización”.
Los partidos políticos existentes son incompetentes en la cuestión kurda.
Ahmet Kaya también criticó a la principal oposición y a otros partidos políticos de Turquía por su incapacidad para demostrar la voluntad política necesaria para afrontar y resolver la cuestión kurda. Continuó: “Los principales partidos de oposición se limitan a una retórica superficial al interactuar con los votantes kurdos. Conceptos como ‘reconciliación’, ‘inclusión’ y ‘normalización’ se siguen repitiendo hoy en día, igual que durante las campañas electorales. Pero a menos que estas ideas se transformen en políticas concretas, tienen poco sentido. El partido gobernante, mientras tanto, sigue centrando su enfoque en las políticas de seguridad. Evaluar la cuestión kurda únicamente bajo la etiqueta de ‘antiterrorismo’ reduce el margen para las soluciones políticas. Ya hemos experimentado las devastadoras consecuencias de este enfoque durante muchos años: desconfianza y pérdida de la democracia.
Para resolver la cuestión kurda de forma inclusiva, primero debemos reconocerla como un problema basado en derechos. Esto no es solo una prueba para el pueblo kurdo, sino para la democracia en toda Turquía. Un enfoque político inclusivo requiere un marco constitucional donde todos sean reconocidos como ciudadanos iguales. Los derechos culturales deben definirse no como privilegios, sino como derechos fundamentales. Es necesario construir una democracia local sólida para garantizar una mayor participación pública en los procesos de toma de decisiones. La libertad de expresión y representación debe estar plenamente garantizada. Solo así podrá darse una verdadera democratización”.