Continúan los terremotos y réplicas en Turquía y Kurdistán del Norte

Todavía no hay alivio a la vista en la zona sísmica turco-siria. El sábado, un seísmo de magnitud 5,2 sacudió Niğde, en Anatolia Central. Horas antes, la tierra tembló en Bingöl.

Todavía no hay señales de calma en la región afectada por el terremoto en la frontera entre Turquía y Siria. Un temblor de magnitud 5,2 sacudió el sábado la provincia de Niğde, en Anatolia central, según el Centro Sismológico de Estambul Kandilli. El epicentro se situó en el distrito de Solhan. Poco antes, según la autoridad turca de protección civil AFAD, se habían producido varios terremotos de magnitud superior a 4, incluso en la ya muy devastada provincia de Hatay y en la ciudad kurda de Malatya (Meleti). En Bingöl (Çewlîg) la tierra tembló el viernes por la noche. El seísmo fue de magnitud 4,4. El epicentro se situó en Solhan. No hubo información sobre víctimas o daños.

 

En 24 horas se registraron más de 60 réplicas en varias localidades sirias, anunció el sábado el centro de terremotos del país. En el vecino Irak se registraron dos seísmos, informó la agencia estatal de noticias INA. En un principio no se informó de víctimas ni de daños.

 

Turquía confirma 44.218 muertos

 

El número de muertes registradas se eleva a más de 50.000. Sólo en Turquía hubo 44.218 víctimas, según AFAD. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente de 5.900 muertos en Siria, pero la cifra no se ha actualizado desde hace casi dos semanas. Según un comunicado del viernes por la noche, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) supone que han muerto más de 6.700 personas.

 

La mayor catástrofe de la historia moderna de Turquía

 

Según el gobierno turco, 20 millones de personas en el país están afectadas por los efectos de la serie de seísmos. El seísmo del 6 de febrero, de magnitud 7,8, ha sido la peor catástrofe de la historia moderna de Turquía. Ciudades enteras yacen en ruinas en once provincias. Los daños se estiman en hasta 80.000 millones de euros. Naciones Unidas supone que 8,8 millones de personas se verán afectadas en Siria.